23| No palabras, si acciones. ☀️

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Matthew entró a su habitación con una bandeja llena de wafles, una sopa de espárragos, un jugo de naranja, unas galletas, jalea de melocotón, y un vaso de agua junto con unas pastillas para el dolor de cabeza

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Matthew entró a su habitación con una bandeja llena de wafles, una sopa de espárragos, un jugo de naranja, unas galletas, jalea de melocotón, y un vaso de agua junto con unas pastillas para el dolor de cabeza. No había dormido nada, y lo poco que había dormido, había estado sentado a la par de su cama para estar seguro que Lucien estuviera bien. Jamás había sentido una preocupación tan grande como la que sintió la noche anterior donde no sabía nada de él, no sabía que ese tipo de sentimientos también podría sentirlos, y ese tipo de angustia y desesperación no le había gustado, lo sentía horrible, pero ahora ahí estaba, cansado, pero más tranquilo al ver al pelirrojo dormido entre sus sábanas.

A pesar de lo poco que había descansado, salió a correr, se ejercitó por dos horas, cocinó mientras llamaba a Verónica y escuchaba las razones del por qué se encontró con Lucien, luego, Sergio le mandó su agenda por correo electrónico, tenía trabajo, pero lo pospuso para la tarde o la noche. No quería irse de casa dejando a Lucien en ese estado.

«Un "lo siento" ya no es suficiente» pensó Matthew mientras se sentaba en una esquina de la cama y dejaba la bandeja de comida encima de la mesita de noche.

¿Qué pasa cuando el perdón ya no es la solución? Cuando después de todo el daño provocado, un simple perdón no vale nada. El perdón se había expirado hace un par de años atrás. Pasaron nueve, ya no era nada.

Las palabras no eran la solución, ¿entonces?

«Las acciones.»

Tal vez saltarse todos los planes no le resultó muy bien, tal vez debía retomarlos nuevamente e ir despacio tal y como lo había planeado antes de tomar ese vuelo a Francia cuando no era nada. No se arrepiente de lo que hizo para poder lograr estar hasta ahí, en alguna parte le duele, porque hizo cosas que ni él mismo puede perdonarse, pero sabe muy bien que, si no las hubiera hecho, probablemente estar juntos hubiera sido imposible.

Pero ahora, estaba recibiendo el dolor que Lucien recibió. Y quería sentirlo todas las veces que fuera necesario, porque para él, se lo tenía merecido.

«Merezco lo que recibo. Y más»

Matthew acarició el cabello de Lucien.

Este último empezó a moverse un par de veces, hizo una expresión de dolor a la hora de abrir sus ojos lentamente. Estiró sus brazos, sus piernas y todo su cuerpo mientras bostezaba. Miró a la persona que se levantaba todos los días temprano para iniciar su día de la mejor manera posible mientras que él intentaba no resbalarse de la bañera cada vez que se daba una ducha.

Y luego miró su sonrisa mientras sentía sus caricias en su cabello.

—Buen día, Lucien.

El antes mencionado trató de sentarse. Su cabeza daba muchas vueltas. Miró a su alrededor. Esa no era su habitación, esa no era su ropa, y esa comida olía muy bien.

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