—¿Henry?— Lucien miró al de los rulos en la puerta de su casa.— pensaba que estarías en la universidad.
—Acabo de salir.
El clima agosto había entrado, y las fuertes brisas de una lluvia escandalosa se aproximaba. Podía ver desde la casa de sus padres los árboles naranjas. Su estación favorita, pero donde le habían roto el corazón en muchos pedazos pequeños también.
—Entra, acabo de dejar a Eleonor profundamente dormida, no sabes lo mucho que cuesta dormirla luego de haberse comido ese chocolate que le regaló Calam.
Henry se detuvo.
—¿Calam está aquí?
—Oh... no, vino ayer, no pude verlo, vino cuando yo estaba trabajando.
Henry se sintió más aliviado.
—Por cierto, te compré un regalo en la tienda de a un dólar, me costó un dólar.— le entregó un pequeño juguete de caballo de plástico.
—Gracias, lo agregaré a mi colección, creo que este color no lo tenía... ahora, no puedo ignorar tu ojo morado, ¿Qué hiciste? ¿Un ladrón?
—No, un pendejo con ganas de coger, le dije que no y se enojó. Esa clase de tipos no se les puede parar un momento porque ya no saben ni como bajarla.
Lucien y Henry rieron.
—¿Pero todo bien?
—Si, hubieras visto su nariz, creo que se la quebré... igual no importa, le di una rinoplastia de gratis.
—Ojalá tener ese mismo valor, yo cuando me encuentro en esas situaciones corro sin mirar atrás.
—Lo sé, por eso mis bíceps y yo te protegeremos.
Tocaron la puerta. Lucien abrió sin mirar quien era, porque le había avisado que viniera de inmediato, por una emergencia de secretos que ya no quería permanecer ocultos.
—¿Alisse?— preguntó Henry al verla con su bolso de la universidad.
—Si, si, y ni te sorprendas porque ya sabíamos que vendrías a la casa de Lucien, abran paso, tengo frío y me duele la cabeza.
Lucien la dejó pasar, cerró la puerta con dificultad por el fuerte aire.
—¿Qué? ¿Cómo sabrían que vendría?
—Sabemos cosas.
—Tenemos magia.
—¡Díganme!
—Eso no importa ahora, tenemos que ayudarte.— dijo Lucien.
—Yo la verdad es que pensaba en darte un golpe en la cabeza, pero veo que ya me hicieron el favor de dártelo en el ojo, así que mejor me lo guardo para otro rato.— tomó su rostro y lo movió de arriba hacia abajo para mirarlo mejor.— dios... ¿Con quién mierda te juntaste?
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Matrimonio Ficticio
Roman pour AdolescentsEnemigos desde siempre, pero en matrimonio al final. Un empresario millonario y un jinete famoso dispuestos a fingir amor después de tanto rencor. Un matrimonio falso que se parezca a uno real, donde se acostumbrarán a estar juntos y no querrán solt...