9| Palacio sobre el agua ☀️

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Vive constantemente de fiesta en fiesta

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Vive constantemente de fiesta en fiesta. Eso no quiere decir que sea un adulto que le gusta llegar a altas horas de la noche a su casa, y no solo eso, sino que también borracho. No, Lucien vive de fiesta en fiesta porque su trabajo así lo decide. No bebe cuando trabaja, controla su tiempo a la hora de regresar a su casa, y anda con precaución con cualquier incidente fiestero que pueda ocurrir en el momento. Como hombres hormonales, por ejemplo.

Está aburrido de las fiestas. No es que no le gusten, es más, le gusta pasar tiempo con sus amigos mientras canta a todo pulmón esas canciones que tanto le gusta, pero a ese punto de su vida, preferiría mil veces solo... ver una película, comer wafles, y dormir. Una pijamada espléndida para él. No en una fiesta donde tiene que rechazar a medio mundo mientras es mirado con cara de desprecio solo por no poder aceptar alguna copa.

No es que tenga la opción ahora mismo de cambiar de trabajo, no ahora que tiene otras miles de cosas que hacer, como los parciales, por ejemplo, estudiar y estudiar. También estaba esto de sonreír ante abuelos billonarios, y lo último, pero no menos importante, clasificar en la triple corona.

Le aburre las fiestas. Pero la que está viendo ahora mismo frente a él, le está pareciendo de lo más locamente increíble. Solo por el simple hecho de ver esa fiesta dentro de un enorme yate lujoso con muchas personas elegantes vestidas de blanco. Desde el punto de vista de Lucien, solo podía observar los reflectores giratorios que una luz azul salía del mismo yate. Y por supuesto, escuchaba la música. Una sinfonía relajante, elegante y de clase. Para nada a la que está acostumbrado escuchar dentro del casino, al menos en esta no era necesario gritar para que las demás personas te escuchen.

Lucien miró a Matthew cuando salió del auto junto con Sergio. Los dos respetando el color blanco. Pero Matthew esta vez no llevaba su típico saco por encima, esta vez, solo optó por su camisa larga de botones, quitando los primeros cuatro, haciendo que una parte de su pecho saliera al descubierto.

«Madre de Dios...» Lucien estaba tan sorprendido dentro de su cabeza. Sabía ocultarlo por fuera.

—¿Está listo?

El menor regresó a su realidad.

—Si... digo... no... en el contrato no mencionaba la cantidad de personas... ¡son demasiadas!

—Pensé que tenía en cuenta cómo sería esta clase de reuniones.

—No... ¡no lo sabía!

—Lo tomaré en cuenta para la próxima vez, tendré las estadísticas exactas de la cantidad de personas que asistirán a cada reunión.

Sergio lo apuntó en su tableta mágica. Esa donde apunta cualquier cosa necesaria que se le es beneficiosa para su jefe.

—Por dios... no necesito la cantidad exacta... ¡solo...! ¿sabes qué? olvídalo.

Borró lo que había apuntado.

—Olvidado. ¿Avanzamos antes de que el yate parta sin nosotros?

Lucien asintió.

Matrimonio FicticioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora