CAPÍTULO 22

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Nuestros cuerpos estaban perfectamente encajados. Nuestras piernas entrelazadas, su cadera y la mía pegadas y nuestros pechos respirando al unísono. Sus manos sobre la fina tela de mi camiseta, justo sobre mi pecho, me estaban volviendo loco, pero sin duda lo que más me estaba trastocando era sentir su aliento rozando mis labios.

Al alzar los ojos tuve que tragar con fuerza al encontrarme con su rostro tan cerca del mío que las puntas de nuestras narices incluso se rozaban. Estando tan cerca podía diferenciar cada una de las diminutas pecas que cubrían su pequeña nariz y pómulos, al igual que una minúscula cicatriz sobre su ceja derecha en la que no había reparado antes. Su perfume inundaba mis fosas nasales y su lacio cabello caía a nuestro alrededor como si de una cortina se tratara, aislándonos del mundo exterior, permitiéndonos el lujo de centrarnos únicamente en nosotros y en el modo en el que todo mi cuerpo reaccionaba a su cercanía. Tragué con fuerza cuando reparé en que sus ojos estaban fijos en mis labios.

No sé qué se apoderó de mi cuerpo para darme el valor de alzar una de mis manos, que habían estado sujetando su cadera, para terminar ahuecando su mejilla. ¿Desde cuando tanta valentía?, se burló mi consciencia. No me sorprendió darme cuenta de lo suave que era su piel, aún estando cubierta de pintura, pero sí lo hizo el color rosado que empezó a cubrir sus pómulos ante mi contacto. ¿Le hago ponerse tímida?. ¿Qué coño haces?. Yoongi, para. ¡Yoongi!. Ignorando los gritos dentro de mi cabeza, deslicé mi pulgar sobre su labio inferior. Apenas un roce. Una simple y tonta caricia, pero una que encendió cada terminación nerviosa de mi cuerpo y me hizo sonreír como un estupido cuando sentí como el aire entre ambos era aspirado con fuerza.

— Hola, preciosa — me encontré diciendo sin pretenderlo —. Yo también te he echado de menos.

Al parecer hemos desarrollado una segunda personalidad y yo sin saberlo, dijo la voz. Nei alzó los ojos de golpe y juro, por todo cuanto conozco y lo que no, que dejé de respirar cuando un pequeño hoyuelo, en el que no había reparado nunca, apareció en su mejilla izquierda.

— ¿Eres real?.

Mi sonrisa se ensanchó.

— Cuando lo comprobé la última vez lo era — respondí.

Nei cerró los ojos a la vez que recostaba su mejilla sobre la palma de mi mano. Cuando volvió a abrirlos lo hizo para clavarlos en mis labios, los cuales sentí de golpe realmente resecos. En el momento en el que pasé mi lengua por ellos para hidratarlos, un pequeño sonido escapó de sus labios entreabiertos. ¿Eso ha sido...?. Callate, no lo digas.

Abrí la boca para hablar pero no llegué a emitir ningún sonido antes de que una estridente palmada rompiera la pequeña burbuja que se había creado a nuestro alrededor. Nei fué la primera en retirarse, pero por culpa de la borrachera se mareó, por lo que tuve que sostenerla de los hombros mientras su cabeza daba vueltas cual peonza. Alcé la vista y me encontré con Björn parado a menos de un metro de nosotros, aún con las manos unidas frente a él. De golpe me sentí tremendamente avergonzado porque el hermano de Nei hubiera presenciado nuestro pequeño momento.

Me quedé sentado en el suelo mientras Björn alzaba a su tambaleante hermana por las axilas y se la llevaba escaleras arriba mientras le sermoneaba en español, o eso parecía hacer. No fué hasta que desaparecieron de mi vista que hundí el rostro entre mis manos y resoplé. ¿Qué narices había pasado?.

Alcé el rostro cuando unos pies desnudos con uñas pintadas de violeta aparecieron en mi campo de visión. Mara estaba parada frente a mí con su mano extendida en mi dirección y una sonrisa de grandes dientes expuesta. Mi primer impulso fué denegar su oferta y dar un par de pasos atrás hasta que mi espacio personal dejase de ser invadido, pero recordé que era la mejor amiga de Nei y además era una fan. Así que extendí mi mano para estrechar la suya y le dejé que me ayudara a ponerme en pie.

Bajo el foco [Yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora