Neizher
No he abierto aún los ojos y ya quiero morirme. Estiro la mano y tanteo la superficie de la mesilla de noche en busca del control remoto, pero termino dándole un manotazo y este, junto a otras cosas que no se que son, se estampan contra el suelo en un estruendo que me taladra las sienes.
— Puta vida — mascullo.
Me inclino hacia el borde de la cama y abro el ojo izquierdo lo justo para localizar el dichoso aparato, pero entre la desmesurada cantidad de luz que entra por el ventanal y que no llevo las lentillas puestas no veo un carajo. Toda la sangre abandona mi cuerpo cuando escucho un gruñido. Demasiado cerca, muy masculino. Me quedo completamente quieta, más bien paralizada, aguanto la respiración y cierro los ojos con fuerza mientras rezo a todos los dioses que existan. No sé cuanto tiempo estoy sin moverme, pero el suficiente para que mis ojos se adapten a la claridad y el dolor de cabeza pase a un segundo plano. Poco a poco, y como si fuera una presa sorprendida por su cazador en mitad del bosque, alzo muy lentamente el rostro para mirar sobre mi hombro.
Estoy torcida en la cama, con la cabeza y el brazo izquierdo fuera del colchón y el torso ligeramente inclinado hacia abajo. Eso último me hace arrugar el ceño, pero tardo menos de un segundo en percatarme de que no estoy tumbada sobre el colchón, sinó sobre un cuerpo. Un cuerpo claramente masculino —y muy despierto contra el hueso de mi cadera—. Respiro un poco al ver que está completamente vestido. Lo primero que veo es un trozo de piel expuesta entre la cintura de unos tejanos claros y una camiseta blanca algo arrugada. La piel es muy pálida, incluso demasiado teniendo en cuenta que estamos en mitad del verano. Continuo trazando un camino ascendente por el torso del chico y no puedo evitar darme cuenta el modo en el que la delgada camiseta se pega a su cuerpo como una segunda piel, delatando un cuerpo delgado y unas marcadas clavículas que asoman por el cuello de la prenda. Mis ojos se detienen más de lo normal en su cuello, especialmente en su nuez y en lo mucho que se le marca. Una mandíbula marcada pero delicada y fina es lo siguiente que veo, seguido de unos labios finos y muy sonrosados y una pequeña nariz redondeada. Cuando llego a sus ojos quiero enterrarme en el primer agujero que encuentre y no salir nunca más.
Yoongi.
¿Qué hace aquí?. En España en primer lugar, en mi casa en segundo y por último... ¡En mi cama!. Noto como un sofocante calor asciende por mi pecho hasta cubrirme la cara al completo cuando me encuentro con sus castaños ojos abiertos y fijos en mí. Es evidente que aún está medio adormilado por el modo en el que pestañea, pero aún así no aparta la mirada de mi ni un maldito segundo. ¿Desde cuando Yoongi mira a los ojos?. ¿Tenía que empezar a hacerlo justo ahora, cuando estoy tumbada sobre él?.
Abrí la boca sin saber muy bien qué es lo que iba a decir, pero la cerré de golpe cuando los recuerdos del día anterior me asaltaron. La carroza, yo amorrada a la botella de vodka, el tío al que le di una patada en la entrepierna, llegar a casa y encontrarme a Yoongi en mi cocina, la ducha, la larga charla y los dedos de Yoongi acariciándome el cuero cabelludo. Mierda, me había dormido encima suyo. Mierda, seguía encima suyo. Me moví con la clara intención de apartarme de su regazo pero pareció más que me estaba frotando a posta contra él - contra esa parte de su anatomía que estaba perfectamente despierta-. La fuerte inspiración que provino de él no hizo más que acentuar el hecho de que había notado como palpitaba contra el hueso de mi cadera.
— ¿Puedes...?.
Ni siquiera terminó la frase. En lugar de hablar se limitó a retorcerse debajo mía hasta que consiguió liberarse. Terminó sentado sobre la almohada, con la espalda pegada el cabecero de la cama y el rostro completamente rojo vuelto hacia el costado. No tardé ni un segundo en imitar su postura pero cuando por el rabillo del ojo le vi acomodarse la entrepierna no pude aguantar más. De entre mis labios cerrados se escapó una risa que más bien pareció una mezcla entre el relincho de un caballo y el sonido que alguien hace al ahogarse. Me llevé la mano a la boca, pero era demasiado tarde. Yoongi ya estaba clavando sus ojos entrecerrados en los míos.
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Bajo el foco [Yoongi]
FanfictionCuando Eveneizher abandonó los escenarios no creyó que, años después, los causantes de que volviera a desearlo fueran un grupo de siete jóvenes llenos de ilusión, talento y un carisma arrollador. ☆No copias ni adaptaciones ☆ ☆Historia completamente...