CAPÍTULO 28

145 19 15
                                    


No me sorprendió ver a los siete en el hall del edificio cuando entré por la puerta. Tampoco lo hizo que en cuestión de un segundo se hubieran abalanzado sobre mí los tres más pequeños para estrujarme entre sus brazos como si fuera un oso de peluche

— Mis costillas — me quejé cuando Jimin me estrujó.

Los tres retrocedieron un paso con los ojos fuera de las cuencas, mirándome como si fuera a desmontarme en cualquier momento. Me enterneció tanto el modo en el que reaccionaron que no pude hacer otra cosa que sonreírles —aunque un dolor sordo me atravesaba el pecho cada vez que tomaba aire —.

— Perdón, perdón — empezó a disculparse Jimin con la mano sobre la boca.

— Estoy bien, tranquilo — medio mentí incapaz de verlo así —, pero tened más cuidado la próxima vez, anda.

Los otros tres me saludaron más comedidos, en parte por miedo a hacerme daño, pero igual de sonrientes. Yoongi se quedó atrás en todo momento, mirando como sus hermanos me saludaban con una sonrisa dibujada en el rostro y, aunque hubiera tratado de hacerlo, me fué imposible acercarme para decirle nada. Si-hyuk apareció en ese preciso instante por el pasillo clavando sus negros ojos en mí.

— ¿Vamos? — me dijo señalando con la cabeza hacia su despacho.

Los chicos miraron automáticamente a Yoongi en busca de respuestas, pero este parecía tener tan poca idea como ellos de lo que estaba pasando. Le dediqué una última mirada antes de seguir al hombre.

— ¿Qué pasa? — pregunté tan pronto como cerró la puerta detrás de nosotros.

Si-hyuk se desabrochó el botón de la americana y me señaló la silla que había frente al gran escritorio. Accedí a regañadientes a sabiendas de que mi actitud defensiva no iba a ayudarme mucho con él. Me conocía muy bien, por desgracia, así que tomé asiento y esperé lo que me parecieron años hasta que él se sentó delante mío. ¿Estaba alargando el momento adrede?.

— ¿Es cierto que mantienes una relación con Yoongi? — preguntó entrelazando las manos sobre la mesa.

— ¿Lo preguntas por qué estás interesado en mi vida privada o porque quieres proteger tus activos? — contraataqué.

Lo ví cerrar los ojos y soltar el aire muy lentamente antes de volver a abrirlos.

— Los chicos no son meros números para mí y lo sabes — dijo con voz calma —. Me preocupo por ellos como si fueran mis propios hijos y solo busco lo mejor para ellos.

Me apoyé en el respaldo de la silla y crucé los brazos sobre el pecho. Lo sabía, sabía que eran importantes para él y no solo como peones que podían hacerle ganar mucho dinero y reconocimiento. Sabía que se preocupaba por su bienestar y hacía todo cuanto estaba en su mano para que la vida de estos fuera lo más tranquila y feliz posible. Me lo había demostrado meses atrás cuando entré en este mismo despacho a exigirle una solución al modo en el que estaban viviendo todos en aquel diminuto apartamento. Había accedido a ayudarme todo cuanto pudiera para que, a finales de este año, tuvieran su nuevo apartamento —el cual había cedido yo misma—, en el que tan solo tendrían que compartir habitación entre dos, tendrían su propio estudio y podrían moverse libremente sin tropezar con sus propios pies.

— Y lo mejor para ellos es que yo me mantenga a un lado, ¿me equivoco? — dije presumiendo por donde iba a ir la conversación.

— Por completo.

********************

— ¿Qué piensas?.

Si-hyuk me había cedido el despacho para darme privacidad y así poder seguir hablando con mi mánager. Al otro lado de la pantalla la mujer apretaba de forma compulsiva el botón de su bolígrafo mientras yo me masajeaba las sienes. Si-hyuk me había ofrecido una salida, un modo de que mi relación con Yoongi no afectase a nadie —ni a él, ni a los chicos y mucho menos a la compañía—. Podría seguir trabajando con ellos, produciendo sus canciones. Podría seguir donde lo dejé antes del accidente, pero a cambio, en el caso de que decidiera hacerlo, volvería a los escenarios bajo el sello de la compañía. Las relaciones entre el personal y los chicos estaba estrictamente prohibida por contrato, era la política de la empresa y el único modo en el que podría seguir trabajando con los chicos era siendo de nuevo una artista. Siendo una compañera, no una empleada.

— Tendrás control absoluto sobre tu carrera — dijo Verónica releyendo el contrato que Si-hyuk le había enviado —. Tiempos, producción, distribución... Todo. No tendrías porqué sacar nada en años si así lo quisieras.

— Pero tendría que hacerlo en algún punto.

— En un máximo de cinco años a partir de la firma — puntualizó —. Tendrías tiempo de sobra para prepararte y no tendría por qué ser como antes, Nei. No tendrías que sacar álbumes anuales ni hacer giras mundiales, no si no es lo que quieres. Incluso podrías reducir tu público al de Asia o solo al de Corea. La decisión sería completamente tuya. Lo único es que deberías hacerlo bajo el sello de la compañía.

Me dejé resbalar sobre la silla hasta poder apoyar la cabeza en el respaldo. Me dolía la cabeza, las costillas me pinchaban cada vez que tomaba una respiración profunda y notaba una molesta sensación en mi pecho que hacía años no sentía. Sabía lo que era, había convivido con eso durante más de diez años y es lo que menos había echado en falta. Ahora ahí estaba, recordándome uno de los motivos por los que decidí alejarme de todo esto.

— Quiere asegurarse el tiro — dije con la vista clavada en el techo del despacho —. En caso de que Bangtan no dé lo que esperan. Sabe que conmigo tiene un porcentaje asegurado simplemente por mi trayectoria.

— Lo más probable — concordó ella —. ¿Puedes culparlo?. Cualquiera haría lo mismo en su situación. Eres una inversión segura.

— No, cualquier otro me exigiría más — suspiré —. El se ha limitado a dejarlo todo en mis manos porque sabe que sería la única forma en la que me plantearía algo así.

Si-hyuk podía ser muchas cosas, pero no era tonto y con lo que me había dicho me lo había demostrado una vez más. Me quería en la compañía, de una forma u otra. No me extrañaría nada que ya lo tuviera pensado desde el primer momento en el que se puso en contacto conmigo. Tampoco me sorprendería que el comunicado fuera el paso previo a anunciar mi incorporación en la compañía, esta vez como activo. Si-hyuk había pensado hasta en el más pequeño de los detalles, aunque dudaba que el que yo y uno de sus chicos terminásemos juntos estuviera dentro de sus pensamientos.

— Entonces, ¿te lo estás planteando? — preguntó Verónica.

— Por fín tendrías trabajo de verdad — bromeé sin mucho humor—. No lo sé, Vero. ¿Qué debería hacer?.

Estuvimos hablando cerca de tres hora más hasta que, cansada y con un dolor de cabeza insufrible, me puse en pie y salí del despacho. No me costó encontrar a Si-hyuk y cuando lo hice tampoco me sorprendió que estuviera en la sala de juntas con el resto del staff. En cuanto me vió salir de su despacho se puso en pie, sorprendiendo a todos los presentes, que dudaron si imitarlo o quedarse donde estaban. A través de la pared de vidrio pude ver a Yoongi de espaldas a mí, medio encorvado hacia delante mientras hablaba con una de las mujeres de vestuario. Cuando la mujer dejó de prestar atención a la conversación para mirar en mi dirección, él hizo lo mismo, pero me obligué a no mirar en su dirección. Si-hyuk estaba abriendo la puerta cuando estiré la carpeta en su dirección.

— Me voy a casa — le dije mientras la cogía —. Me has provocado jaqueca.

Los labios del hombre se arrugaron en un intento inútil de disimular su sonrisa, especialmente cuando abrió la carpeta para comprobar el interior.

Los labios del hombre se arrugaron en un intento inútil de disimular su sonrisa, especialmente cuando abrió la carpeta para comprobar el interior

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


— Hasta mañana.

Bajo el foco [Yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora