CAPÍTULO 27

163 16 12
                                    


— ¿Estás segura?.

Alcé mis manos y las entrelacé tras su cuello, hundiendo mis dedos en su sedoso cabello. La noche pasada había descubierto lo mucho que le gustaba que hiciera aquello, pues siempre respondía a mi contacto acercándome a él y rodeando mi cintura con los brazos.

— Debería ser yo quien preguntara eso, ¿no crees? — respondí.

Sonreí cuando, a causa de mis caricias, cerró los ojos. Definitivamente se había ganado con creces que sus fans lo comparasen con un gato. Podía ser muy frío en la superficie, imperturbable, pero a la que le acariciabas donde le gustaba comenzaba a frotarse contra tus dedos en busca de más.

— Yo no arriesgo nada — dije retomando nuestra conversación —. Tú en cambio lo arriesgas todo. ¿Estás seguro que quieres hacerlo?. Sabes que no tenemos porqué, ¿verdad?.

Yoongi abrió los ojos y los clavó en los míos de esa forma que hacía temblar cada parte de mí.

— Creo recordar que fuiste tú quien le gritó a Si-hyuk-ssi que echaría nuestra carrera abajo si se dejaba influenciar por lo que la prensa decía de nosotros.

— Una cosa es basar tus decisiones en lo que unas revistas dicen de tí y otra muy distinta es ponerse frente al pelotón de fusilamiento — aclaré —. Has luchado mucho por llegar donde estás y no quiero ser la causante de que alguien cuestione todo tu esfuerzo. No hay vuelta atrás una vez lo hagas, Yoongi.

Se inclinó hacia adelante y apoyó su frente en la mía sin apartar los ojos de mí.

— ¿Y cuál es la otra opción, fingir y pretender que somos simples amigos? — preguntó deslizando las manos por mi espalda —. No creo que pueda después de anoche y tampoco quiero. Ahora mismo lo que me apetece, aparte de besarte, es gritar a los cuatro vientos lo feliz que soy.

Sonreí ante sus palabras. Después de que confesara mis sentimientos por él anoche, todo pareció fluir entre nosotros. La vergüenza y las inseguridades quedaron a un lado cuando, con las mejillas rojísimas, me preguntó si quería ser su novia. Los dos nos reímos ante la pregunta, pues no dejábamos de ser dos veinteañeros pidiéndose salir como un par de quinceañeros. Después de decirle que sí —y reirnos durante un buen tiempo por ello también—, no dejamos de besarnos y abrazarnos durante toda la noche mientras charlábamos de todo y nada a la vez. Sin duda fué, hasta la fecha, mi mejor noche.

— ¿Estáis, par de tórtolos? — oímos preguntar a mi hermano desde algún lado de la casa —. Es hora de irse así que... ¡Yoongi, quita tus pezuñas de mi hermana!.

El aludido rió mientras negaba con la cabeza, pero terminó haciendo lo que mi hermano decía, para mi desgracia. Me sentía treméndamente bien entre sus brazos. Nos despedimos de Mara, que no dudó en darle un super abrazo a Yoongi —y amenazarlo con que si me hacía llorar le cortaría las pelotas, menos mal que el pobre no entendió nada—. Quedé con ella en hacer una videollamada en cuanto llegara a Corea y le dí un beso antes de seguir a los chicos hacia el coche que nos esperaba ya en la puerta.

Durante el trayecto hasta el aeropuerto seguimos charlando sobre el tema. Yoongi estaba empecinado en que hacer pública nuestra relación no le afectaría lo más mínimo en su carrera, pero yo no estaba dispuesta a dar mi brazo a torcer. Por desgracia conocía este mundo mucho mejor que él, había estado en él desde que era una cría, sabía de lo que hablaba cuando le decía que, en cuanto lo hiciéramos, todo lo que se dijera de él —y en consecuencia de los chicos— estaría vinculado conmigo y me negaba. No quería que Yoongi fuera conocido públicamente por ser el "novio de...". Quería que siguiera trazando su camino tal y como había estado haciendo hasta ahora.

Bajo el foco [Yoongi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora