20

602 44 15
                                    

Y ahí estaba yo, en la puerta, sin saber que hacer, ni qué decir. No entendía por qué no era capaz de reaccionar... Habíamos hablado mucho, incluso había pasado la noche en su casa, pero mi cuerpo no respondía, no reaccionaba. Quizá fuese por la posibilidad de que esa noche pasase algo más.

- Aila... ¿estás bien? -. Preguntó Pedro, al ver que no respondía.

Aquello me hizo salir de la burbuja en la que mi mente me había metido, y, sin decir nada, me eché a un lado, e invitándole a pasar.

- ¿Se te ha comido la lengua el gato? -. Bromeó, queriendo hacerme sentir más cómoda, pues era evidente que yo estaba bastante tensa.

- Lo siento -. Fueron las primeras palabras que dije. Conseguí volver a respirar hondo, e intentar calmar mis nervios . - Es que... estoy algo nerviosa, eso es todo -. Dije, sonriendo.

¿Algo nerviosa? Ojalá... Estaba tan nerviosa que a veces me costaba hasta respirar, pero no quería que él se diese cuenta de ello, por lo que estaba dispuesta a poner todo mi empeño en que no se me notase.

- ¿Nerviosa? ¿Por qué? -. Preguntó él, en tono juguetón - ¿No será que yo te pongo nerviosa? -. Dijo, acercándose a mi, despacio.

- Quizá... Un poco... - Afirmé. Justo lo que él quería escuchar. Noté su acercamiento, no estaba preparada para eso, por lo que me di la vuelta, y me dirigí a la cocina.

Pedro cerró la puerta detrás de él, y me siguió. 

- Perdona por tenerlo todo sin preparar, pero quería que todo estuviese perfecto, y me llevó más tiempo del que pensaba.... -.

- No te preocupes, dime que hago, y lo terminamos de preparar entre los dos -. sonrió, mientras volvía a acercarse a mi. Esta vez no tenía como huir, por lo que simplemente dirigí mi mirada al suelo, e intenté controlar mi respiración - Pero antes... -. Dijo mientras me cogía de ambas manos - Tranquila, todo saldrá perfecto, tu estás perfecta, y la noche va a ser perfecta -.

Al fin me atreví a mirarle directamente a los ojos, e inmediatamente mis nervios se apaciguaron, me sentía mucho más tranquila, respiré hondo, y asentí, mientras sonreía. Todo parecía tan irreal que me costaba demasiado trabajo pensar que no se tratase de un sueño.

- ¿Puedes sacar platos, y unas copas de vino de ese mueble? -. Dije, señalando al mueble situado junto a la nevera. Él asintió, y así lo hizo, mientras yo colocaba el mantel. Dejó los platos en la encimera y las copas en la mesa. Cogió la botella de vino, y mientras llenaba ambas copas, yo ya había preparado el primer plato.

Separó mi silla de la mesa, me senté, y esperé a que él hiciera lo mismo. Se sentó, justo en frente de mí, cogió su copa y esperó a que yo hiciese lo mismo. Levantó la suya, a modo de brindis, y yo le seguí.

- Por esta cena tan bonita que has preparado esta noche, y por nosotros -.

Y bebimos.

- Mmmm... Ostras ¿Me estás insinuando algo? -. Dijo, y yo automáticamente me sonrojé hasta tal punto que él no pudo hacer otra cosa que reír, a carcajadas. Yo volví a beber más vino, necesitaba relajarme por completo para poder disfrutar totalmente de la cena, de su compañía.

- Espero que te gusten, nunca antes las había cocinado -. Dije, expectante. Inmediatamente cogió una del plato, y se la llevó a la boca. La saboreó, y asintió. 

Yo me estaba empezando a relajar. La cena parecía que le estaba gustando, el alcohol estaba empezando a desinhibirme, y él me hacía sentir realmente cómoda. 

Cogí una ostra, y me la llevé a la boca, mientras vi de reojo como sacaba su teléfono, y me hacía una foto.

- ¡Oye! Lo has echo a traición -. Dije, bromeando.

Till the end of my days. [Pedro Pascal fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora