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Durante todos estos meses, había conocido a casi toda su familia, y todos me recibieron como una más de la familia, me sentí arropada por ellos desde la primera vez que nos vimos.

Pero con Lux era diferente, había algo especial. Teníamos una conexión distinta al resto, y no necesité mucho tiempo para considerarla una de mis mejores amigas, incluso como la hermana que nunca tuve. Su forma de ser me hacía muy fácil el confiar en ella, y a su vez, ella confiaba en mi.

No pudo ocultar su emoción, y comenzó a dar pequeños saltitos a la vez que aplaudía, intentando no hacer demasiado ruido. Inmediatamente corrió a abrazarme.

Me rodeó con sus brazos, derrochando felicidad por cada uno de sus poros. Pero mi rostro no cambió, mi semblante permanecía serio, el ceño fruncido, y mi respiración calmada, tanto como era capaz.

- ¿Qué ocurre? ¿No estamos felices por ello? -. Un suspiró largo salió de mi boca sin poder controlarlo. Dirigí la mirada al suelo, y aquello fue respuesta más que suficiente. Acercó un par de sillas hasta el punto en el que yo me encontraba, me ofreció una de ellas, mientras ella se sentaba justo en frente mía.

Me sujetó ambas manos, transmitiéndome tranquilidad. No me presionó, me dio tiempo para que juntase el valor de hablar, y sacar todo lo que había estado reteniendo durante estos días.

Finalmente, negué con la cabeza, sin poder aguantar una lágrima, que se escurría despacio por mi mejilla.

- Hace tiempo, tras unos meses juntos, hablamos sobre muchas cosas... -. Necesitaba que supiese todo, ella conocía a Pedro mejor que nadie en el mundo, por lo que ella era quién mejor me podía ayudar con esta situación, quién mejores consejos podría darme - Hablamos de boda, hablamos de hijos... Y ambos acordamos que no necesitábamos nada de eso, que solo nos necesitábamos el uno al otro -.

- Pero... ¿Eso es lo que queríais los dos? ¿O lo que quería él? -. Y aquí, una vez más, demostraba que lo conocía demasiado bien, y para mi sorpresa, también me conocía a mi más de lo que yo pensaba.

- Los dos... -. Dije dubitativa. Tomé aire, y respiré profundamente - Bueno... Yo nunca quise niños, pero cuando lo conocí... cuando me enamoré de él, no pude evitar replanteármelo todo. Pero escucharle decir que él no quería, me hizo olvidar la idea por completo... Yo no quiero perderle, es lo más importante para mi, sin él yo... -. Y sin tener control sobre mi cuerpo, comencé a llorar. Las lágrimas salían de mis ojos sin control, y la imagen de Pedro rechazándome si esto se cumplía me mataba por dentro.

- Eh, eh... Tranquila -. Me envolvió en sus brazos de nuevo, y yo me fui relajando poco a poco. Las lágrimas parecían abandonar mi rostro, aunque no del todo - Y mi hermano no sabe nada, ¿No? -.

Negué con la cabeza.

- Me da miedo como pueda reaccionar. No quiero decirle nada hasta que no sepa de seguro si solo es un retraso, o si hay algo más... -.

- ¿Y si estás.... embarazada? -. Dijo esta última palabra con miedo, como si el hecho de decirlo en alto fuese a convertirlo en realidad. Me encogí de hombros, si eso era así, no sabría como reaccionaría él.

- No lo se. Si él no quiere niños, supongo que no lo tendría -. El simple echo de pensar aquello me dolió. Nunca pensé que me vería en una situación así, siempre éramos muy cuidadosos en cuanto al sexo se refería, pero habíamos tenido mucho, muchísimo, durante todos estos meses, y es algo que, al fin y al cabo, puede pasar cuando menos lo esperes.

- Y tu, ¿Qué quieres hacer? -.

- Llevo varios días pensando en esa misma pregunta -. Y no estaba segura de la respuesta, por mucho que pensase sobre ello - Me he imaginado tantas situaciones en mi cabeza... Un niño pequeño, correteando por casa, con sus rizos, su naricita, con sus ojos marrones... Y no puedo evitar sentir que los dos seríamos plenamente felices... -.

Till the end of my days. [Pedro Pascal fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora