Till the end of my days. [Pedro Pascal fanfic]

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Para mi sorpresa, conseguí evadirme durante gran parte de la tarde. Todos se habían dado cuenta que algo había pasado, era obvio, y todos me hicieron sentir arropada, aunque por suerte para mi, nadie sacó el tema, nadie me pidió explicaciones al respecto, pero si intentaban hacerme sentir como una más, no me dejaban evadirme a mi mundo, a mis pensamientos, esos que me hacían hundirme en un agujero oscuro, del cuál me costaba salir.

La noche se nos había echado encima, y decidieron aprovechar la comida sobrante para hacer algo de cenar. Cenamos todos juntos y poco tiempo después, la reunión se dio por terminada.  Uno de los amigos de Lux, Harry, el mismo que había bromeado con Pedro sobre mi, se ofreció a llevarnos a ambas a casa, a lo cuál accedimos, pues a mi, al menos, no me apetecía quedarme en la calle esperando a un taxi.

- Dadme un momento, me he dejado unas cosas dentro -. Lux me dejó con él en la puerta que daba a la calle. 

- Oye.. ¿Estás bien? -. Yo permanecía callada, conforme todo el mundo abandonaba el lugar, los malos pensamientos iban volviendo a mi. Asentí, pero no abrí la boca para nada, no quería darle ningún tipo de explicación.

Noté como me miraba, noté que poco a poco quería acercarse a mi, y era algo que me estaba empezando a incomodar. Se había pasado parte del día mirándome de reojo, me había dado cuenta, pero esa era la última de mis preocupaciones, hasta ahora.

Noté como finalmente su brazo rozaba con el mío, lo que hizo que yo me alejase un poco de él, fue como un acto reflejo, no lo pensé, pero mi cuerpo reaccionó al instante.

- Eh... Sólo quiero apoyarte en lo que sea que haya pasado -. Agarró una de mis manos al mismo tiempo que hablaba. Lo miré con desconfianza, y volví a alejarme de nuevo. Cuanto más intentaba acercarse a mi, más incómoda me hacía sentir. 

- Estoy bien, no te preocupes -. Fingí una sonrisa, y fingí al hablar con un tono de voz que parecía agradable, pero por dentro lo único que quería era mandarlo a la mierda. No se por qué no lo hice, quizá era porque no quería dar más problemas a Lux, o quizá porque yo no necesitaba más conflicto en mi vida. Fuese por lo que fuese, intenté dejarlo estar.

Mis palabras parecieron no convencerle, porque seguía sin apartar la mirada de mi, aunque yo no lo mirase a la cara, aunque todo mi cuerpo dejase ver que estaba molesta, nada parecía cambiar.

- ¡Ya chicos! ¡Ya podemos irnos! -. Lux venía casi corriendo hacia nosotros, lo que hizo que soltase un suspiro de alivio que no pude controlar. Harry se giró sobre sus talones, dirigiéndose al coche, y yo por fin pude relajar todos los músculos de mi cuerpo.

- Parece que le has gustado -. Bromeó. Puse los ojos en blanco y negué con la cabeza.

- No es mutuo... Yo solo tengo ojos para tu hermano -. Seguí su broma, lo que la hizo soltar una carcajada. Dejé estar como me había echo sentir, esperaba que todo se quedase ahí, y no fuese a más.

Subimos en el coche, ella de copiloto, yo sentada en el asiento de atrás. 

- Lux, te dejo a ti primero en casa, y luego te dejo a ti, Aila, que me pilla de camino hacia la mía, ¿Vale? -. Vi como me miraba sonriendo por el retrovisor. Me estremecí en mi asiento, no se por qué, una mala sensación me recorrió. Quizá solo fuesen imaginaciones mías, pero había aprendido a hacer caso a mi instinto.

- ¿Te importa llevarme a mi primero? No me encuentro demasiado bien... -. 

- Harry, mejor así, ella necesita descansar -. Él asintió, aunque no de muy buena gana. Aún así, me había librado de él, y no estaba preocupada por Lux. A lo largo de la tarde me comentó que se conocen desde hace años, que siempre se habían llevado muy bien, y que le consideraba un muy bien amigo. Todo esto a mi me hacía pensar que quizá me estaba equivocando con él, quizá si era una buena persona, y solo quería apoyarme después de todo. Pero no tenía la cabeza como para analizar todo aquello, sólo hacía caso a mi intuición, estuviese o no equivocada.