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PEDRO

Los días pasaban lentos. Bien era cierto que apenas tenía tiempo para nada, era un continuo de entrevistas, fotografías, eventos, más entrevistas... Aún así, ella no salía de mi cabeza. Me sentía como un adolescente con su primer amor, parecía estar en las nubes, ajeno a todo lo que me rodeaba. Incluso las personas que me acompañaban se habían dado cuenta que tenía la cabeza en otro sitio, aunque no di explicaciones a nadie.

Me pasaba el día pensando en sus labios junto a los míos, en su calor, en su cuerpo sobre mi... No veía la hora de volver a verla, aunque aún faltaba demasiado.

Llegué a casa el 24 de Diciembre, justo para cenar con mi familia, y pasar el día de Navidad juntos. La cena transcurrió como siempre, yo no comenté nada sobre Aila, aunque Lux intentó sonsacarme información un par de veces. Esa noche fui el primero en irme a dormir, estaba agotado del viaje, y el día siguiente sería bastante largo.

- ¡Pedro! - Escuché que me llamaban desde la planta de abajo. La luz del sol atravesaba mi ventana. Miré el reloj, eran las 9 de la mañana.

Necesité unos minutos para despejarme. Me puse las gafas y salí de mi habitación, en dirección a la primera planta. Bajé el último escalón, y pude ver a mi hermana Javiera, sujetando un sobre, adornado con un lazo rojo.

- Creo que Santa te ha dejado un regalo sorpresa - Cogí el sobre de sus manos, y con mucho cuidado, lo abrí.

- WoW -. Dije inconscientemente. Vi como mi hermana me miraba, espectante. - Dos entradas, VIP, para el show de Rihanna -. No pude evitar sonreír, al tiempo que vi que dentro del sobre había una nota.

Espero que no hayas olvidado
nuestro primer baile.

Feliz Navidad

Aila.

Suspiré, sonriente. Me habían echo muchos regalos a lo largo de mi vida, pero ninguno era como aquel. Aquello demostraba que yo realmente era alguien importante para ella.

- ¿Me lo vas a explicar ya? ¿O voy a tener que torturarte para que me lo cuentes? -. Mi hermana estaba cruzada de brazos, apoyando su peso en un pie. No había escapatoria, era hora de soltar lo que tenía dentro.

Todo el mundo había abierto sus regalos de Navidad, pues yo fui el último en despertarme, por lo que aproveché que todos estaban distraídos para irme a la cocina con mis hermanas.

Preparé café para los tres, pues sabía que sería una charla bastante larga.

Nos sentamos alrededor de la mesa, cogí aire, y comencé a hablar. Conté la historia desde el principio, desde nuestro primer café en aquella máquina expendedora, hasta nuestra última noche antes de irnos de viaje, pasando por nuestras largas charlas por videollamada.

- Entonces te gusta, de verdad, ¿No es así? -. Lux me había visto bailar con ella, había visto como la miraba, por lo que más que una pregunta, era una afirmación.

- Eso creo -.

- ¿Y tú le gustas a ella del mismo modo? -.

- Estoy convencida de que si-. No me dió tiempo a contestar, cuando Lux contestó por mi. - En aquella boda... Yo estaba allí, y vi como no podía apartar la vista de ti hermanito -.

Till the end of my days. [Pedro Pascal fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora