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Una sonrisa cruzaba mi rostro, no podía creer lo que me acababa de pasar. Volví corriendo al laboratorio, derramando todo el café por el camino, pero en aquel punto, me daba igual.

"Esto tengo que contarselo a Mery"
Era lo único en lo que pensaba.

Entré al laboratorio casi gritando.

- ¡Mery! ¡Mery! ¿Dónde estás?

- Aquí, aquí, ¿Qué ocurre? ¿Por qué tanto nerviosismo? - Preguntó intrigada.

Le conté todo lo que acababa de pasar, cada detalle, cada gesto... Todo.

- Creo que le has gustado - Rió. Ella había intentado buscarme pareja desde que se enteró de lo que pasó con Albert. Me presentó a un par de amigos, pero no sentí nada por ellos. Quizá fuese demasiado pronto, o quizá ninguno era el indicado... Aunque había algo que no le había contado a nadie, ni si quiera a ella o a Jack. Tal vez ahora era el momento. No era nada a lo que darle importancia, pero sabía que ellos lo harían, y lo último que necesitaba este tiempo atrás era que me presionasen.

- Hay algo que no sabes... - Dije, queriendo mantener la intriga.

Ella me miró sorprendida, con mirada curiosa, esperando que siguiese hablando.

- He conocido a alguien... - No me dió tiempo a continuar, cuando ella me interrumpió.

- ¡CÓMO! - Dijo, con cierto tono de indignación - ¡Y NO ME HAS DICHO NADA!

- Yo... No lo sabe nadie, la verdad, no es nada serio, solo hemos quedado un par de veces, nada más... - Traté de excusarme.

- Bueno, pues ya me estás poniendo al día... Aquí yo preocupada en buscarte novio, y resulta que ya lo has encontrado tu por otro lado... - Se sentó en la silla más próxima, y me acercó otra silla a mi. Sabía que no me dejaría tranquila hasta que no la contase todo con pelos y señales.

- Está bien - Suspiré - Su nombre es Jason, es fotógrafo. Como ya sabes, a mi me encanta la fotografía, y vi que había una exposición cerca de casa, y fui a verla. Él estaba allí, se acercó a mí, y empezamos a charlar. La verdad es que conectamos bastante rápido. Me preguntó si me apetecía ir a tomar algo, y acepté.

- ¡Uy! ¡Uy! ¡Amor a primera vista! - Mery es una romántica empedernida, no podía evitarlo.

- ¡Noo! - Exclamé - Simplemente nos entendimos bien. Fuimos a un bar que había justo al lado, y pasamos un buen rato charlando de fotografía. Después de eso, hemos quedado un par de veces más, de vez en cuando nos enviamos mensajes, pero nada serio.

- ¿Y él? ¿También piensa que no es nada serio? -.

- Yo he sido clara, le conté mi situación y todo lo que pasé este tiempo atrás. Sabe que ahora no busco nada serio, pero no me cierro a lo que pueda venir.

- Bueno... Acabará enganchado a ti, ya lo verás, aunque le ha salido competencia - Dijo Mery riendo.

- Lo dudo bastante - Reí yo también - Además, él de vez en cuando también fotografía a gente famosa, así que no creo que me falten candidatas tampoco.

- Bueno, bueno, no te subestimes, que no serás una actriz de Hollywood, pero les das mil vueltas a todas.

- Tu que me ves con buenos ojos - Solté una carcajada, sabía la reacción que tendría Mery al escuchar eso. Y así fue, frunció el ceño, y se levantó, fingiendo indignación.

- Anda, déjate de tonterías, y céntrate. Que aún tenemos mucho trabajo que hacer.

El día pasó rápido. El trabajo estaba empezando a salir como debería, y eso me hacía sentir satisfecha conmigo misma. Para mi sorpresa, no volví a pensar en mi encuentro con Pedro, seguí con mi día sin que él apareciese en mis pensamientos.

Jack, mi vecino, estaba fuera de la ciudad, por lo que mi única compañía aquella tarde fue Odie. No hice nada fuera de lo normal. Tareas de casa, un poco de lectura, cena, y antes de las 11 volvía a estar de nuevo en la cama.

- ¿Estás nerviosa? - Preguntó Mery nada más verme. No, estaba dormida aún, odio madrugar, siempre lo he odiado, y no creo que nunca llegue a acostumbrarme. La miré con cara de pocos amigos, haciendo que su respuesta fuese casi inmediata. - ¿Te lo tengo que recordar? Tu cita con Pedro...

- No es una cita - Refunfuñé - Es sólo un café, además, dudo que aparezca ...

- Pero... ¿Tú irás, no? -

- Yo iré como voy cada día, religiosamente, pero la verdad, no espero verle... -

- No me digas que no tienes ganas de que aparezca, porque me estarías mintiendo - Llevaba razón, sería mentira si la dijese que no tenía ganas de verle de nuevo, pero no tenía ningún tipo de esperanza en que apareciese.

- Bueno, si aparece, me tomaré mi café, y volveré a seguir trabajando, ahora que las cosas están saliendo bien, tengo que aprovecharlo - Y así era, no podía permitirme perder el tiempo.

- Si al final te lías, y necesitas que te cubra, solo avísame - Dijo guiñandome un ojo, mientras volvía a su trabajo.

La mañana pasó sin que me diese cuenta. Miré el reloj y justo... Mediodía. Ahora sí estaba nerviosa, sabía que, a pesar de no tener esperanza de verle de nuevo, me llevaría una decepción si no aparecía.

Avisé a Mery de que bajaba a por el café

- ¡Suerte! - Gritó desde el otro lado del laboratorio.

Como siempre, bajé mirando el móvil y contestando algunos mensajes. Llamé al ascensor, y pulsé el botón de la primera planta. A medida que el ascensor bajaba, mi pulso se aceleraba. Sonó el pitido que indicaba que había llegado a la planta, y las puertas se abrieron. Pensaba que el corazón se me saldría del pecho. Salí de allí, con la mirada fija en las máquinas de café. No podía ver a nadie, pero aún quedaban algo lejos. Avancé, despacio, sin apartar la mirada...
Una vez llegué allí sentí una punzada de decepción. Allí no había nadie.
"Lo sabía, lo sabía"
No se por qué me decepcionó, si lo sabía. ¿Qué pensaba, que una estrella de Hollywood se iba a fijar en alguien como yo? Era demasiado ingenua...

- Llegas tarde - No podía ser... Su voz, estaba justo detrás de mí...

- No esperaba que vinieras... - Dije mientras me daba la vuelta despacio, intentando controlar mi respiración.

- Te debía un café, ¿No? - Justo en ese instante, me tendió un vaso - Pues aquí tienes, un café latte, bien calentito.

Analicé su mirada, esta vez había algo diferente en ella. El aire chulesco que tenía ayer dejó paso a una mirada tierna y cariñosa.

- ¡Muchas gracias! - Di un sorbo al café, y mientras lo saboreaba, noté como Pedro mantenía la mirada fija en mi.

- He visto que justo aquí al lado hay una sala con unos sofás,¿te parece que vayamos ahí y nos tomemos juntos el café? - No pensé en nada, en nadie, simplemente acepté. ¿Cómo podía haberme negado?.

- Un momento - Dije, sacando el móvil.
"Mery, necesito que me cubras". Y ambos nos pusimos en marcha.

Till the end of my days. [Pedro Pascal fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora