CAPÍTULO IV

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-Déjenme presentarles a su nuevo maestro de Defensas Contra las Artes Oscuras

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-Déjenme presentarles a su nuevo maestro de Defensas Contra las Artes Oscuras. Yo... Gilderoy Lockhart, de la Orden de Merlín y cinco veces ganador del premio a la sonrisa más encantadora de la revista Corazón de bruja, pero no hablaré de eso...- reía mientras los chicos se miraban entre sí y las chicas que lo miraban encantadas, a excepción de Astra quien lo miraba con fastidio.- Ahora les advierto, es mi trabajo armarlos contra las más feroces criaturas conocidas dentro de la magia.- golpeó una jaula cubierta con una manta y comenzó a moverse.- Puede que sea aquí donde enfrenten los miedos más terribles, sepan que nada les pasará si están conmigo. Absténganse de gritar, por favor. ¡Pueden enfurecerlos!

Quitó el manto y dentro de la jaula se encontraban pequeñas criaturas con alas, ojos saltones y azules.

-¿Duendecillos de Cornualles?

-Duendecillos recién capturados.- el chico rió.- Búrlese si quiere Sr. Finnegan, los duendecillos pueden ser muy engañosos y diabólicos. A ver qué pueden hacer con ellos ¡Salgan!- abrió la puertecilla de la jaula haciendo escapar a los duendecillos y haciendo entrar en pánico a los alumnos.

-Hay no...- se quejó Astra ocultándose bajo las mesas de trabajo

-Mira como se ve este...- un duendecillo se acercó a Neville y lo tomaron de sus orejas.

- ¡Ahhh!

-¡Neville!- Hermione preocupada lo llamó.

Se levantó de su lugar y trató de ayudarlo pero los duendecillos iban tras ella jalando de su cabello, trataba de quitárselos tomándolos con sus manos y lanzándolos, los pequeñines se quejaban. Los duendecillos estaban en todo el salón volando, el resto de estudiantes se habían ido y otros se ocultaron debajo de las mesas aun gritando por ayuda.

-¡Aquí te quedas gordito!- dijo uno de los duendecillos. Colgaron a Neville desde el candelabro del salón, por suerte lograba aguantar su peso.

-¡Oh que lindo cabello!- dice otro duendecillo jalando el cabello a Hermione.

-¡Quítenmelo, quítenmelo!

-¡Desmaius!- pronuncia Altair sin pensarlo ayudándole con los duendecillos, Hermione lo miró confundida pero este únicamente desvió la mirada.

-¡Peskipiksi pesternomi!- pronunció el profesor pero le robaron la varita. Los duendecillos tiraron el esqueleto de dragón que estaba colgando del techo destruyéndolo al impactar en el suelo.

-¡Aquí hay mucho para divertirnos!

-Jaja, ustedes cinco metan al resto de nuevo en la jaula.- dice mirando a los Potter, Weasley, Granger y Snape, y se metió rápido a su oficina.

-Idiota.- murmuró Astra.

-Yo diría que un completo imbécil.- dice Altair con tono serio.

-¿Qué hacemos ahora?- decía Ron mientras seguía golpeando con los libros a los duendecillos.

HERENCIA OSCURA [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora