Entre líneas

XXXVI

"No hay nada más visible que la ausencia".

David Foenkinos.

Narra Alessandro.

-¿No está aquí? -le pregunto a uno de los empleados de Amelia.

-No, se fué hace varias horas -responde-. Escuché que le comentaba a Susan el lugar, pero no alcancé a escuchar.

-¿Quién es y dónde está Susan? -pregunto con la intensión de buscarla de inmediato.

-Ella ya se fué, pero puede volver mañana -dice sin darle mucha importancia.

-No lo entiendes o creo que no fuí lo suficientemente claro para que lo entiendas -digo desesperado y molesto por su conducta tan relajada a tal situación-. Amelia está desaparecida y el lugar dónde debería estar, no está, y tú estás demasiado relajado como si ocurriera todos los días.

-De verdad... Si ocurre todos los días -responde y se alza los hombros-. Un momento está en su oficina, luego está con la atención al cliente, luego sale, vuelve, se va de nuevo, y de repente, sale de viaje a su otra boutique. Yo, siendo usted, no me preocuparía, es una mujer ocupada y de negocios, relájese.

¿Relajarme?. ¡Cómo éste imbécil me pide que me calme si mi novia está desaparecida desde hace varias horas!. ¡Es el colmo!. Claro, cómo tiene dinero se le resuelve la vida, ¡pero ella es humana, imbécil, y está en peligro!.

-Gracias por hacerme perder el tiempo -digo tratando de contenerme las ganas de golpearlo y salgo de allí lo antes posible.

Salgo de la boutique rápidamente y subo a mi camioneta para dirigirme a la clínica donde ella iba a hacerse los exámenes.

Algo me dice que ella no está bien, lo siento, siento una presión en el pecho que no me deja tranquilo desde que la dejé sola. No debí dejarla ir sola, tube que acompañarla, aunque respeto sus decisiones y su espacio, debí de acompañarla.

-Buenas noches -le digo a la recepcionista-, quisiera saber si Amelia Otero vino a esta clínica.

-Buenas noches, si, ella vino -responde viendo unos papeles.

-¿Podría decirme la hora en la que salió?.

-Lo siento, no tenemos permitido dar ese tipo de información.

-Es urgente -explico-. Ella vino para acá para hacerse una prueba de embarazo, no la acompañé porque ella no quiso, y se supone que debió de llegar a casa hace unas horas, pero no ha vuelto.

-De verdad, lo siento mucho -responde con un poco de comprensión-. Entiendo que esté preocupado por ella y que quiere encontrarla, pero no podemos darle ese tipo de información a no ser de venir con una orden policial, de resto no.

*Suspiro* -Gracias.

Salgo de la clínica derrotado, aún más angustiado que antes. Llamo a Nathalie y le explico que no la he conseguido y todo lo que pasó, además, le indico que iré a la comisaría para pedir una orden y empezar a buscarla.

-Alessandro, no estás...

-No me digas que estoy exagerando y que ella volverá pronto -le exijo, adivinando lo que dirá.

-Ey, conozco a mi hermana, está bien.

-No me quedaré tranquilo, Nathalie. No puedo quedarme tranquilo.

-Okey, ve a buscarla, pero verás que aparecerá pronto. Ella siempre desaparece así y llega tarde.

-Te avisaré si la encuentro.