04 de octubre 2016
Diego alzó la mirada hacia el reloj de pared que estaba en la sala de conferencias con todo el disimulo que pudo, al igual como había intentado hacer las últimas diez veces en los pasados 15 minutos. Se lamentó en silencio, mientras escuchaba de fondo la voz de sus amigos y la del representante de uno de los artistas que trabajaban en la productora.
¡Era como si el tiempo no pasara!, se lamentó. Ya llevaba 5 horas separado de Roberta y sentía que no podía esperar ni un segundo más.
Sonrió ausente por un segundo y, al darse cuenta que lo hacía, volvió a su rictus inicial, mientras se acomodaba en la silla y movía los papeles frente a él en la mesa de madera maciza donde estaban todos reunidos, fingiendo leer algo. No tenía ni la menor idea de lo que estaban hablando lo demás, tampoco lo que decían esos papeles que tenía entre las manos, no le importaba, lo único que quería, y en lo que podía pensar, era en esa pelirroja que lo estaba esperando en su cuarto de hotel.
Sin poder evitarlo, aunque tampoco poniendo demasiada resistencia, recordó la noche anterior y la forma en la que por horas se habían amado. Sus cuerpos se habían fusionado de nuevo, como si la distancia física, y emocional, jamás hubiese ocurrido entre los dos. Sus almas se reconocieron en el instante en el que sus labios se unieron por primera vez, y sus corazones latieron al mismo ritmo al compartirlo todo.
Estaba hecho un tarado de nuevo por la madre de su hijo, pero pronto reflexionó que jamás había dejado de estarlo. Aunque luchó contra sus sentimientos y sus pensamientos, Roberta siempre había estado ahí, presente, acompañándolo en sus memorias como el amor pasional más grande que sentiría por alguien alguna vez.
—Bustamante.
Pestañeó repetidas veces al escuchar su nombre, confundido, y solo entonces notó que todos en la mesa lo estaban mirando. El representante había sido quien lo había llamado y quien esperaba una respuesta de su parte.
—Disculpen, ¿qué?
—Que si está de acuerdo con los nuevos términos y condiciones del contrato.
Miró a Giovanni y notó como este asentía con la cabeza levemente, dándole una pista de lo que debía decir.
—Sí, claro, estoy de acuerdo.
—Muy bien. Entonces, comenzaremos la gira a principios del próximo año, la producción del álbum comenzaría, ¿cuándo?
—Podemos comenzar en noviembre, y si todo sale bien podría estar listo hacia finales de diciembre —dijo Tomás con seguridad.
El representante asintió con la cabeza y continuó ultimando detalles respecto a la carrera de su cliente.
Diego puso todo su esfuerzo para concentrarse en la reunión. El objetivo principal de su viaje habían sido estas juntas, que él se pusiera al corriente de todo lo que estaba pasando en su empresa, y era casi una falta de respeto con sus amigos, y socios, que estuviera distraído. Por más que la distracción valiera absolutamente la pena, no debía dejarse llevar y tratar de separar sus pensamientos para enfocarse en esto que también importaba bastante.
Una hora después se despedían del representante y los tres quedaron solos en esa sala de conferencias.
El castaño se estiró en la silla, alzando los brazos sobre la cabeza, al tiempo que un gigantesco bostezo lo hacía abrir la boca. Estaba muy cansado.
—No manches, por poco nos tragas.
Escuchó a Tomás reírse ante lo dicho por Giovanni, mientras él sonreía y se pasaba las manos por el rostro.
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No me olvides
Любовные романыDiego y Roberta juraron amarse para siempre, sin embargo la vida y sus peripecias no se los permitió. Cada uno tomó su camino, sin saber que eran parte de un círculo que los volvería a encontrar de frente. Hoy, ambos deben enfrentar los demonios de...