Epílogo IX

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09 de septiembre, 2022

—Papi, ¿nosotras también vamos a ir a la ala?

Sentado en la cama de su hija mayor, Diego se rió ante el inocente error que ella cometió, mientras le ajustaba el pequeño albornoz de tela de toalla y color blanco Daniela.

—Se dice gala, princesa.

—Ah, bueno, la gala —corrigió, ya vestida con su pijama rosa con flores amarillas, el cual su padre le había ayudado a ponerse luego del baño que había tomado junto a su hermana. Se ajustó el pelo castaño oscuro detrás de las orejas, al tiempo que se balanceaba sobre sus talones para volver a preguntar—. ¿Vamos a ir a la gala?

—No, mi amor, ¿recuerdas que te dije que era solo para adultos?

—Mmm... ¿y si nos portamos bien? ¿Verdad que nos portamos bien, Dani? —interrogó mirando a la pequeña ojiazul, quien solo asintió sonriente, quizás un poco ajena a lo que Julieta estaba pidiendo, mientras subía los brazos para que su padre le pusiera la parte de arriba de su ropa para dormir.

—¿Tú te vas a portar bien? —le preguntó Diego a su hija mayor, riendo.

—Sí, muy bien.

—Permíteme dudar.

Julieta frunció el ceño y se cruzó de brazos, ofendida. Sin embargo, su estado no duró mucho, pues no tardó en sonreír y hasta reír a carcajadas, una vez que su padre la rodeó con sus brazos y le besó la mejilla una y otra vez con ahínco.

—¡Papi, yo también! —se quejó Daniela, tirando de su camiseta de algodón para llamar su atención.

Diego extendió el brazo que tenía libre y rodeó ahora a Dani con él, para imitar lo que había hecho con Julieta.

—¿Si vamos a la gala? —preguntó la mayor, cuando vio que su padre terminó de ajustarle los pantalones a su hermana.

—No, intensita, ya expliqué que no pueden ir niños.

—¿Y Santi?

—Santi tampoco, es solo para adultos. Y aunque los niños pudieran entrar, se aburrían muchísimo, ¿sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque no podrían entrar sus juguetes, lo que significa que cookie se quedaría afuera.

Julieta soltó el aire en un chillido lleno de agobio, al tiempo que se llevaba ambas manos a las mejillas.

—¿Qué? ¿Sin cookie?

—Sin cookie, y sin Gladys —agregó, mirando a Dani, quien al igual que su hermana hace un rato, frunció el ceño.

—Se llama Gaby —se quejó.

Diego volvió a reír, era un juego que siempre tenía con Dani al nombrar mal a su muñeca favorita.

—Gaby, pues... En fin, solo iremos mamá y yo a la gala, como lo habíamos conversado, y ustedes se van a quedar con su tía Mia.

—¿Y Santi?

—Con Santi también, por supuesto, ¿por qué preguntas?

—Porque no ha vuelto... —dijo Julieta, poniendo los brazos en jarras.

Solo había una persona más celosa con Santiago que Roberta, y esa era Julieta.

—Está en casa de Max, pero ya va a volver.

—Papi, ¿y le vamos a ayudar... le vamos a ayudar a tía con Ale? —preguntó Daniela.

—Claro.

—¡Si! —chilló Julieta, luego puso ambas manitos sobre las mejillas de su padre para que la mirara—. El otro día, mi mami me dejó darle de comer.

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