16 de diciembre, 2016
Roberta observó la luz roja del semáforo y detuvo el vehículo de reemplazo proporcionado por la aseguradora, mientras reparaban el suyo tras el pequeño accidente ocurrido hace unas semanas. Inquieta por el inusual silencio que reinaba en el interior, echó un vistazo al espejo retrovisor para comprobar la reacción de Santiago, una costumbre que había adoptado desde que abandonaron su departamento hace más de quince minutos.
Hoy era el último día de clases, antes de que comenzaran las vacaciones de navidad y año nuevo, y su pequeño hijo no se mostraba tan entusiasta como esperaría. Toda la semana había estado transmitiendo respecto a este día, el cual estaría libre de clases y lleno de actividades y juegos para que él y sus compañeritos pudieran despedir bien este periodo escolar. Pero hoy, Santiago no había dicho ni una palabra, a penas y había respondido a las preguntas que ella y Diego le habían hecho para entablar conversación con él en el desayuno, y sabía que eso solo se debía a la noticia que le habían dando ayer, respecto a la llegada de su nuevo hermano o hermana.
Después de la reacción en la clínica, cuando la noticia fue planteada solo como una posibilidad, los padres se esforzaron por consolar al pequeño. No negaron la eventual llegada de un hermano, pero tampoco tocaron más el tema. Una vez que Santiago se calmó, regresaron con familiares y amigos. Roberta tuvo la oportunidad de ver a Lupita, hablar con ella y felicitarla por la nueva bebé. Luego, en casa, en la comodidad y confort de su hogar, Diego y Roberta decidieron que seguir esperando para dar una noticia que eventualmente se daría no tenía sentido.
Sentados con Santiago en la sala, con calma y amor, le explicaron que lo que habían planteado como posibilidad era realmente un hecho. El niño, como antes, volvió a llorar, negándose ante la posibilidad de compartir el amor y la atención de sus padres con ese otro que veía como un intruso. Durante mucho tiempo, intentaron hacerle ver los beneficios de tener un hermano o hermana, un compañero de juegos y travesuras, alguien con quien compartir experiencias y un cómplice para toda la vida. Sin embargo, Santiago no cedía. Resistió todas las propuestas de sus padres, y su persistente negativa llevó a que, entre lágrimas de desesperación, finalmente se quedara dormido en el regazo de su padre
Esta mañana no le habían tocado el tema de nuevo, pero el niño había quedado afectado. A duras penas y motivado por un regaño que a su madre no le había quedado más alternativa que darle, se comió el cereal con leche que Diego le había preparado, comida que normalmente no tardaba en devorar por el hambre que siempre tenía y también porque en su pequeña mente significaba mucho que el único plato que su padre sabía hacer, lo hiciera para él cada mañana.
—¿Estas emocionado por el último día de clases? —le preguntó Roberta, dándole un último vistazo antes de hacer andar el auto de nuevo.
Mirando por la ventana del asiento trasero, como había hecho desde que emprendieron viaje al colegio, Santiago solo se encogió de hombros, abrazado a su mochila como si fuera lo único que le importaba.
A la pelirroja se le partió el corazón, ya que jamás lo había visto tan triste.
—Mi amor, ¿qué tienes?
—Nada.
—¿Cómo que nada? Tú nunca estás tan callado, siempre me vas contando lo que vas a hacer en el colegio, lo que soñaste anoche, o cualquier cosa que se te ocurra.
Hubo un pequeño silencio antes de que Santiago hablara de nuevo.
—Ahora no quiero contarte nada, mamá.
Su hijo nunca antes le había mostrado hostilidad. Más allá de algún berrinche aislado o una pataleta caprichosa, se caracterizaba por su ternura y lo cariñoso que era, expresándole palabras afectuosas, abrazos apretados y risas fáciles. Aunque era solo un niño y su voz no podía ser demasiado dura, Roberta pudo percibir su animosidad, y nada, nunca, le había causado tanto dolor. El nudo en la boca del estómago y la incomodidad en el pecho mellaron su ser, obligándola a tomarse un momento para recuperar la normalidad en su respiración.
ESTÁS LEYENDO
No me olvides
RomanceDiego y Roberta juraron amarse para siempre, sin embargo la vida y sus peripecias no se los permitió. Cada uno tomó su camino, sin saber que eran parte de un círculo que los volvería a encontrar de frente. Hoy, ambos deben enfrentar los demonios de...