Epílogo VII

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05 de Junio, 2020

Diego descendió disimuladamente la mirada hacia su muñeca izquierda, para ver la hora en el reloj. Las ocho en punto de la noche, le marcaron las agujas y él se lamentó el silencio por el rato que ya llevaba en esa mesa redonda, en el elegante restaurante.

Alzó la vista y distraídamente miró a su alrededor. La iluminación en el lugar era tenue, con cálidos tonos dorados, reflejando un brillo suave en las copas de vino y los cubiertos de plata. El murmullo constante de voces se mezclaba armoniosamente con la suave música bossa nova que flotaba en el aire, creando una sinfonía elegante, mientras los camareros se movían con gracia alrededor, sirviendo platos y tragos gourmet.

La voz de Giovanni se escuchaba a su lado, pero distante. Su mejor amigo, quien había dejado atrás los estrambóticos colores en su cabello por su castaño oscuro natural, conversaba con los ejecutivos frente a ellos sobre los beneficios económicos bilaterales que obtendrían tanto su productora como la plataforma de streaming con la que se habían reunido.

Los tiempos habían cambiado, y los discos ya no eran tan rentables como solían ser, por lo que la empresa que había fundado con sus mejores amigos hace 8 años había tenido que reinventarse en varios aspectos, como el enfoque en el streaming, el marketing digital, el merchandising y el branding. Afortunadamente, se habían ajustado a tiempo y, hoy en día, Universo Records era la productora más exitosa del país, con alta inversión en tecnología, óptimo desarrollo de artistas y una alta producción de contenido visual y multimedia en redes sociales. 

Llevaban más de dos horas reunidos y Diego, ciertamente, ya estaba harto. Sabía que estas reuniones eran parte de su trabajo como dueño y accionista mayoritario de su negocio, y si bien entendía al cien por ciento la jerga marketera que se exponía en la mesa, pues se había visto en la obligación de estudiar al respecto cuando inició en este rubro, estaba completamente aburrido. Lo suyo era el arte, crear, pulir artistas en ascenso, sentir la música, vivir a través de ella y transmitir mensajes. La forma en que fuera distribuida, se la dejaba a Giovanni y a Tomás. Pese a todo, no le quedaba más remedio que estar aquí y hacer acto de presencia. Daba una buena imagen que los tres estuvieran presentes en los tratos comerciales importantes.

Respiró profundo con disimulo y volvió a poner los ojos sobre los ejecutivos, mas en su barrido notó que la secretaria, que a ellos los acompañaba, ya lo estaba mirando con una coqueta sonrisa curvando sus labios y el aleteo de sus largas pestañas a ritmo jovial. Él frunció los labios hacia un lado, en una sonrisa que esperaba que reflejara la incomodidad que sintió. Sin embargo, la chica no dejó de mirarlo, por lo que eligió ser él quien rompiera el contacto visual.

—Me interesa saber cómo planean utilizar los datos de los usuarios para mejorar la promoción y personalización del contenido —intervino Tomás en la reunión.

—Utilizamos algoritmos avanzados de recomendación que analizan los patrones de escucha y comportamiento de los usuarios —dijo uno de los ejecutivos—. Sabemos que ustedes ya trabajan con otras agencias de streaming hace varios años, pero nuestro sistema nos permite personalizar de forma muy precisa las recomendaciones y asegurarnos de que la música que ustedes nos entreguen, llegue a los oídos correctos.

Giovanni asintió con la cabeza, mientras se aseguraba de que Margarita, la secretaria ejecutiva de Universo récords, apuntara los datos que se estaban dando en la reunión. Miró a Diego y luego a Tomás y cuando ambos la dieron un asentimiento de cabeza, se dirigió a los ejecutivos.

—Creo que esta colaboración tiene mucho potencial. Si la proyecciones son correctas podemos crecer muchísimo juntos. ¿Cuándo podemos empezar a concretar los detalles y firmar el contrato?

No me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora