Tercera y última prueba

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Pasamos el último mes y medio practicando hechizos para Harry. Defensa y ataque. Pero sobretodo defensa. Me levanté, y esta vez, a diferencia de las otras dos veces en las que había habido una prueba, estaba nerviosa. A pesar de que confiara plenamente en Cedric y sabía que ya lo tenía asumido, pues, si antes sonreía, ahora más; si bien sabía todo eso, temía que el miedo le hiciera apartarse o evitar su muerte, dejando a mi hermano ir solo a donde estará Voldemort.

Me fui a la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo relajándome y permitiéndome pensar con claridad. Las lágrimas que se me escapaban a causa de Cedric, se mezclaban con el agua de la ducha. El sabor era dulce y salado. Vida y muerte, mezclado con culpa. Al salir, me vestí con ropa muggle cómoda, ya que, a pesar de que habrían clases, no tenía pensado asistir a ninguna. Me hice una coleta alta, que ahora mismo me llegaba por media espalda. Al salir vi a Herms dormida. Le escribí una nota, y me fui con mi escoba en mis manos. Antes de salir a los jardines fui a las cocinas y desayuné. Mandé un elfo a que le diera una nota al profesor Dumbledore:

Querido profesor, supongo que entenderá que esté nerviosa y necesite despejarme y abrir mi mente antes de la prueba. Sino, bueno, ya lo entenderá. Espero por favor, que pueda disculparme con los profesores. Páselo bien durante este último gran día del Torneo. Con mucho cariño, 

Dani Potter.

Al terminar en las cocinas, salí a los jardines, y en la parte más apartada del castillo, subí a mi escoba y empecé a volar, sintiendo el viento estrellar contra mi cuerpo. No había notado pasar el tiempo, cuando noté una mirada sobre mí. Sonreí al instante. Solo había alguien que me hiciera sentir tan vulnerable a su vista, como si me traspasasen rayos equis. Baje y aterricé delante suyo.

-Hola Danielle. Veo, que al igual que su padre, volar hace que se despeje.

-Ya ve, profesor Dumbledore. Supongo que está aquí por mi nota.

-Así es. ¿Gusta sentarse?- Dijo apareciendo unas sillas al lado de un árbol.

-Si, gracias profesor. ¿Y bien? ¿Que preguntas tiene?- Le cuestioné, yendo directa al grano.

-Pues, sinceramente, no puedo evitar pensar que va a pasar algo malo. Pero no puedo detener el Torneo.

-Lo sé profesor. Lo sé. Yo tampoco puedo interferir en nada. Tanto si tiene que pasar algo malo, como bueno. - Nos quedamos un rato en silencio.

-Bueno, ya te he disculpado con tus profesores. Puedes estar tranquila. Que pases un buen rato. Mejor no olvidar los problemas, porque estos siempre vuelven, y cuanto más tarden, más fuertes son.

Cuando desapareció, cerré los ojos y enterré mi cara entre mis manos para pensar. Pensar era algo que solía hacer demasiado. Cuando algo no lo hacía de inmediato. No tenía punto intermedio. O no pensaba, o lo hacía demasiado. En cualquiera de los casos solía salir bien parada. Es algo que mi hermano no heredó, de ninguno de nuestros padres.

-¿Preocupada por tu hermano, pequeña leona?- Me habló alguien después de un rato de silencio absoluto.

-Para nada. Mi hermano sabe cuidarse solo. No tiene ni mi ingenio ni mi astucia, pero se escapa de la muerte fácilmente.- Dije sonriéndole al recién llegado.

-Lo sé. Lleva ya tres años haciendo lo mismo.- Severus soltó un bufido.- Bueno, de cualquier manera, en poco empezará la tercera prueba. Creo que será mejor que vayamos.

-Si, ahora voy. Gracias por avisar Sev.- Me levanté, miré un momento el bosque prohibido. Suspiré con cansancio y empecé a andar hacia el campo de Quidditch, donde ya había unas pocas personas. Divisé dos cabezas rubias y me dirijí a ellos.

-Hola Sandra, hola Diego.

-Hola Dani, ¿Negviosa pog tu hegmano?- Me dijo Sandra.

-Sabe salir de los problemas el solito. Siempre lo ha hecho. Me preocupa Cedric. Supongo que a ti también.

-Si, bastante. Cedgic se ha pogtado muy bien con nosotgos. Incluso a Diego le aggada. Y eso es gago.

-Hey, yo solo me pgeocupo pog ti.- Se defendió Diego.

-Sandra, yo aqui tengo a Harry, a Draco, Blaise, Theo, Fred, George, a mi padrino y a un graan amigo. Tu tranquila, que no te morirás por tener a Diego.

-Madge mía, menudo agobio.- En ese momento, vi a Harry y a Cedric hablando, baje corriendo tras un escueto "un momento", y les abracé a ambos.

-¡Danielle! ¿Donde has estado toda la mañana?- Me preguntó Harry, que no dejaba de pasarse la mano por el pelo, señal de que estaba nervioso.

-Estaba en los jardines, necesitaba relajarme. Lo haréis muy bien. Ambos.- Le di un abrazo a Harry, que enseguida fue acaparado por Hermione y Ron, preguntándole si estaba bien, nervioso, etc...- Ced, ¿Estás bien?

- He intentado pasar todo este tiempo al máximo. Espero haber hecho bien.- Me sonrió de medio lado. Y yo lo abracé, mientras lágrimas rodaban mejillas abajo.

-Mierda. No puedo llorar. No. No no no.- Dije abrazándolo más fuerte.

-Tranquila. No es malo llorar.- Cuando me separé, Sandra llegaba con nosotros.- Os dejo solos.- Dije sonriendo. Cuando todos habían hablado ya con familiares y amigos, Dumbledore explicó en que consistiría la prueba.

-Los cuatro participantes deberán recorrer el laberinto, para llegar al centro, donde habrá una copa. El primero que llegue, gana. Obviamente, habrá obstáculos que deberán pasar. Saldrán por orden de puntos. Hogwarts primero, luego Durmstrang y finalmente Beaubaxton. Cualquier problema, echen chispas de colores con la varita, y uno de los profesores que estarán alrededor irán en su búsqueda. Buena suerte a todos, muchachos.

Cuando todos estuvimos sentados, que yo estaba entre Draco y Hermione, y Sandra delante, Dumbledore gritó los nombres de Cedric y Harry. Ambos tomaron caminos separados... y los perdimos de vista. No los vimos más, no supimos donde estaban en ningún momento. Poco después entraba Krum, que tomaba el mismo camino que Cedric. Y tras Krum, la princesa Delacour entró en el laberinto.

-La suerte está echada.- Draco y Hermione me tomaron la mano que tenía sobre la rodilla a la vez, y sin querer Draco la puso sobre la de Herms. Pero no la quitó. Cogió la de ambas.

-No te acostumbres Granger. Eres importante para Dani, y dudo mucho que Weasley te de mucho apoyo en estos momentos.- Dijo Draco con un tono frío-pero-no-tan-gélido. Hermione se ruborizó un poco, y se puso a hablar con Ron, con la mano todavía encima de la mía y debajo de la de Draco. Por suerte, Ron no se dio cuenta.

Me giré hacia Draco con una sonrisa agradeciéndole. Me devolvió la sonrisa durante un segundo, y luego volvió su rostro hacia enfrente con un semblante serio.Pasé el rato mirando el laberinto intentando descubrir algún tipo de movimiento, cuando el grito de Delacour hizo que todos buscáramos chispas de color. Pero estás no llegaban.

-Harry, Cedric, vamos...- Murmuraba para mi misma. Después de cuatro minutos todos alerta, unas chispas rojas aparecieron en el cielo, y la profesora McGonagall junto con el profesor Dumbledore entraron abriéndose paso, hasta llegar a Fleur y Viktor ambos desmayados, los cuales sacaron con magia.

-Bueno, ahora sabemos que Hogwarts es el vencedor.- Dijo Theo, que estaba entre Draco y Blaise.- Pero, ¿Diggory o Harry? ¿Tú que dices princesa?

-Yo digo que Harry. Es mi hermano. Lo apoyaré aún sabiendo que algo le va demasiado grande.- Dije cerrando los ojos. Los abrí y miré a mi alrededor, buscando al profesor Moody. No lo encontré. Me asusté y me tensé. Tanto Hermione como Draco me dieron un apretón en la mano para tranquilizarme al sentir esto, al pensar que se trataba de mi hermano. Me tranquilicé al instante. El profesor apareció por uno de los laterales del laberinto. Pero la tranquilidad no duró mucho. De repente, mi hermano y Cedric aparecieron delante con la copa en la mano. Todo el mundo se levantó gritando, al principio de alegría, pero poco a poco los gritos se fueron volviendo de horror y transformándose en llantos o simplemente silencio. Las lagrimas corrían por mis mejillas, sin poder evitarlo.





Mi hermano es famoso (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora