Peligrosa Venganza ( 8° SAP)

Capítulo 18.

Donovan.

Sentía que mi cabeza estaba a nada de explotar, no se que es real o no. Si esas imágenes e incluso sueños son verdad o solo productos de mi imaginación. Solo estaba seguro de algo, esa mujer siempre aparecía en esos momentos, sus preciosos ojos verdes, su sonrisa, ella durmiendo en mis brazos o verla encima mío mientras cabalga mi pene.

¿Qué es real o que es imaginación?

Pensé que había superado el tema de no saber nada de mi pasado, solo que estaba equivocado porque esas partes inconclusas de mi vida empezaban a pesar en grandes escalas y no confiaba en nadie para poder solucionar mi problema. Emilia no es de fiar y Alesso está tan desequilibrado que soy el unico que vela la seguridad de Dominico porque ese niño no tiene la culpa de la mierda de adultos responsables que tiene a su alrededor. Todavia siento culpa de esa noche que en una crisis de no saber quien soy lo dejé solo para exponerme a una muerte segura en manos de Jade Ferrara, sino fuera por su pequeño hijo, mi sobrino hubiera entrado en crisis porque tiene miedo de estar solo o ser abandonado.

Ese niño, Valentino, hay algo que no me puedo dejar de pensar en él. Pareciera que lo conociera, no se como explicarlo, pero vuelvo a decir fue tan extraño y lo peor de todo que no puedo creer que ese pequeño de tres años hizo todo lo hizo, dejando irme sin que nadie de la seguridad de esa gran mansión se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Sonará loco, le hice una promesa y aunque cueste porque su madre es mi mayor enemiga, ninguna de mis pistolas será levantada hacia ella.

— ¡Maldita sea! — exclama Alesso golpeando la pared con su puño.

— Ve a jugar a tu cuarto — le ordeno a Dominico al ver como entra mi hermano. El niño toma sus juguetes y sale corriendo.

Alesso es un idiota, en vez de tener una buena relación con su hijo, solo se la pasa enojado, en sus crisis y obsesionado con la diseñadora de modas, la cual al parecer esta más loca que él. Tal vez eso le atrae como lo hace, también lo que hace que pierda lo más importante, Dominico. Él necesita más atención que esa niña de papi.

— ¡Maldita sea! — vuelve a gritar.

Camino a él, lo empujo contra la pared y pongo mis manos en sus hombros para que no se muevas.

— Te controlas o te controlo, asustas a tu hijo — siseo cabreado.

— Déjame — masculla.

Forcejea, solo que le es imposible liberarse de mi agarre y termina suspirando molesto.

— Te recuerdo que tienes un hijo de cuatro años que necesita a su padre ...

— Dominico te prefiere a tí antes que a mí — acota rodando sus ojos.

Dominico y yo habíamos establecido una buena relación, Alesso se perdió por dos semanas y antes de quedarme con la loca de Emilia exponiendo al niño al peligro, preferí quedarme en el sur de Suiza cuidando de él hasta que mi idiota hermano apareció como si nada. Durante esos días me entendí mejor con mi sobrino, si te pones hablar con él parece un parlante que no para de conversar y cuestionar casi todo lo que existe en este mundo. Se que le gusta dibujar, jugar con sus autos y ver caricaturas de unos perros. En definitiva se mucho más de Dominico que su propio padre.

— Tal vez por el simple hecho que paso tiempo con él a diferencia de tí que sigue a esa loca que ni la hora quiere darte — contraataco.

— No le digas loca a Ellie, nadie la entiende ...

— Seguro que eres el único que la comprende — ironizo al soltarlo.

— No, pero quiero tratar de hacerlo — afirma.