Capítulo 33.

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Donovan.

El dolor de cabeza que tenía es infernal, el sabor amargo de mi boca hacía revolver todo mi estómago y el cuerpo dolía como si hubiera estado en una gran pelea. Solo que no fue así me pasé con el alcohol en ese bar de porquería.
No se como llamar a lo que estaba viviendo,  ¿pena amorosa? ¿idiotez? ¿rompimiento?, tal vez no tenía idea de mis sentimientos, pero me dolía que por culpa de no saber comportarnos como adultos los niños se queden sin esa fabulosa niñera que tienen. Sarah era profesionalmente correcta con Valentino y Domenico, aunque en el momento que ellos dormían una cosa llevaba a la otra, haciendo que tambien ella cuide de una necesidad de sexo que tenía. Todo iba bien hasta que dijo de cual eran mis verdaderos sentimientos y la respuesta no le gusto para nada.

No voy a mentirle, no se lo merecia.

Fui sincero y eso llevó a un gran escandalo donde me dijo que esa noche era su último día cuidando a mis hijos, que después de ahí no nos volveríamos a ver. Se que trata de manipularme, tratando que diga algo que la detenga, pero no puedo retenerla si no la quiero como ella desea, para mi es sexo y para Sarah amor.

Una cosa es completamente diferente a la otra, sobretodo cuando sigo amando a la misma mujer hace diez años. En todo este tiempo quise olvidarla, solo que es imposible cuando la tienes tan cerca tuyo.

Jade es inolvidable en mi vida.

— ¡Domenico! — exclamo al levantarme.

Todo me da vueltas y vuelvo a sentarme observando que Jade está en el sofá de enfrente cruzada de brazos y mirándome de la peor forma.

— Creo que morí y estoy viendo un perfecto ángel — murmuro.

— Domenico está en la casa — declara haciendo que frunza el ceño. — ¿Con la niñera? De todas las mujeres que puedes tener fuiste y te fijaste en la niñera de los niños — agrega molesta.

— ¿Celosa Ferrara? — inquiero al mirarla.

Ella suelta una carcajada. — ¿Celosa? ¿De qué? ¿Por tí? — se burla.

— Toma un café — escucho la voz de Ignati y estiro mi mano para tomar la taza.

— Volviste — acoto.

— Si está es mi casa — me recuerda haciendo que ruede los ojos.

Gruño. No hace falta que recuerde que son un matrimonio feliz.

— Papi — dice su hija llegando a donde estamos. — Tío Dovi estas espantoso — agrega

— Gracias princesa — contesto suspirando.

— Ve a darte un baño, después unite a desayunar con nosotros — me ordena Jade.

— Como diga, jefa — acoto de forma irónica.

Ignati toma a su hija, Jade pasa por mi lado y tira de mi oreja, mientras me quejo.

— Compórtate como el adulto que eres — murmura en mi odio de manera amenazante.

Me quejo, pero hago caso a lo que pide, un baño y luego estoy en mejores condiciones para unirme al desayuno.

— ¿Papá? — pregunta Valentino sorprendido de verme. — No sabía que estabas en casa — comenta al levantarse para saludarme con un fuerte abrazo.

Mi niño tiene nueve años y no puedo ocultar lo orgulloso que estoy de ser padre de él, porque día a día aprendo cosas nuevas a su lado.

— Hola tío Dovi — saluda Dome.

— Siéntate y desayuna — llega la orden desde la punta de la mesa donde se encuentra ella.

Ignati se ríe al verme hacerle caso y las chicas de la cocina me sirven un café cargado.

Peligrosa Venganza ( 8° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora