Peligrosa Venganza ( 8° SAP)

Capítulo 42.

Donovan.

Un simple beso.

Maldita e insoportable mujer.

Lo más lejos que podía estar de ella, lo estaría, pero como sigo siendo su sombra era imposible que no este en un lugar sin su presencia. Había agradecido a Ellie llegar en el momento justo para evitar que bese a Clara así demostrarle que no podía besarme y luego decir que es simple.

No soy simple.

Gruño de manera consecutiva y tengo a mi amiga riéndose de mi forma de estar. Imposible ocultar mi cabreo absoluto. Esa mujer me estresa demasiado al punto de no aguantarme ni a mi mismo en este preciso momento.

Maldita sea el momento en que Jade me puso a Clara Bustamante delante.

— A tú edad tanto enojo puede hacerte mal — acota Ellie riendo.

Gruño.

— ¿Me estás diciendo viejo? — inquiero al mirarla de la peor manera.

— Vas a cumplir cuarenta y uno, el estrés da hipertensión y por tu edad da un riesgo ...

— No digas estupideces — mascullo.

— ¿Qué te tiene tan rabioso? — cuestiona.

— Ellie por favor ...

— Es por ella — afirma. — La mujer que en este momento me mira como si quisiera romperme los huesos por estar a tu lado — agrega.

Miro en la dirección en donde observa mi amiga y tiene razón, Clara nos esta mirando a ambos, pero de la peor manera que hace que frunza mi ceño.

— La odio — siseo.

— Porque tengo la sensación que es todo lo contrario — acota.

Me quedo en silencio.

— ¿Ella en verdad quien es?

— Es la consejera de la organización de Jade — comento.

— ¿Es parte de la mafia?

— Si, boba — digo como si fuera una obviedad.

— ¿Y por qué te enoja? — cuestiona.

— Me beso y dice que fue simple — confieso tensando mis puños.

Ellie comienza a reirse.

— ¿El enojo sería por qué ella te beso o por lo simple? — se burla.

— ¿Crees que un beso mio sería simple?

Mi amiga me mira con atención. — De simple no tienes absolutamente nada, ya tus tatuajes marcan que eres complejo y sexy — contesta haciendo que ría.

— ¿Estás ligando conmigo? — bromeo.

— No, eres de los hombres que dejan sin estabilidad emocional a las mujeres — determina.

— Sin estabilidad emocional me va a dejar esa mujer a mi — murmuro.

— Que complicado que estás amigo — acota sin borrar su sonrisa.

— Te odio.

— Me amas demasiado como tu amiga, lo se, aunque lo quieras negar.

— ¿Todavia aquí? — pregunta Ignati al salir de la habitación.

— Espero a los niños — respondo.

— No quería irme a casa — dice Ellie.

— ¿Y tú Clara? — le consulta a la consejera.