Epílogo I.

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Donovan.

Sentí un nudo en mi pecho, ver como Clara caminaba por ese pasillo de la mano de Valentino, ella me había consultado que me parecía esa opción y nunca me imagine que podía sentirme de esa forma. Mi hijo sostenían de su mano mientras llegaban al final donde me encontraba esperando a ella para casarnos.

Como era de esperarse de nosotros, todo lo hicimos rápido, de ese amanecer donde le pedí matrimonio, solo tres semanas después estabamos pasando por esto ambos. Una locura, pero sin este condimento a veces el amor es en vano, queriamos casarnos, nada nos impedía hacerlo además creo que los dos estabamos ansiosos de este momento.

Todo había sido de cabeza desde la llegada de Clara en mi vida, que si pensaba en eso, más grande se volvía mi sonrisa viendola llegara mi lado.

Estaba hermosa.

— Gracias, Valentino — dice ella dejando un beso en su mejilla antes de tomar mi mano.

— Solo quiero que hagas feliz a mi papá — le pide.

— Es mi misión de todos los días — afirma.

La mía es la misma, hacernos felices y acompañarnos día a día.

— Te quiero, hijo — hablo mirando a mi niño.

Me sentía demasiado sensible, jamás fui de esta forma, pero estos últimos días todo potenciaba mi estado de ánimos.

— Y yo a ti, papá — responde.

Miro a mi futura esposa, sonrío embobado con su belleza y ella hace lo mismo.

— Aquí estamos — murmura.

— Aquí estamos — repito.

Esto era algo simple, sin embargo, imposible no movilizarnos ante el juez que nos estaba casando. Luego Domenico es el encargado de traer los anillos, haciendo que me sienta orgulloso de esto.
Nada más feliz que mis hijos sean felices y apoyen, además de amar a Clara que nos hace una familia super ensamblada, llena de amor.

— Yo Clara Bustamante, te acepto a tí Donovan Fiore como mi esposo, hoy y siempre — dice poniendo el anillo en mi dedo.

Esta vez dejaré ese anillo en mi dedo, no pienso quitarmelo.

— Yo Donovan Fiore, te tomo a tí Clara Bustamante como mi esposa hoy y siempre — declaro siendo mi momento de poner la alianza en su mano.

No pienso dejar ir a esta mujer de mi vida.

Con esas pocas personas que no tienen un gran aprecio, compartimos este momento donde juntos empezamos otra etapa de nuestra vida, siendo esposos.

Una completa locura.

Como siempre dije, nunca imaginé esto y vaya sorpresa me dio la vida con todo lo que pasó a lo largo de estos años.

***

Meses después...

La paciencia no es una de mis mayores virtudes en esta vida, pero en el momento de la llegada de mi hija tenía que buscar dentro mío ese temple que Clara necesitaba de mi parte. No voy a mentir estaba muerto de miedo, se que habían programado una cesárea para la llegada de nuestra hija, sin embargo, todo eso debía estar oculto mientras sostenía la mano de mi esposa.

Ojalá los meses hubieran pasado un poco más lento, nuestra hija estaba mejor resguardada en el interior de su madre que fuera, donde buscaremos la forma de lidiar con este mundo de mierda en donde vivimos, sea como sea voy a protegerla de todo, no estoy solo Valen y Domi serían mis mayores aliados para cuidar a la nueva princesa de esta familia.

— Solo unos segundos — dice la obstetra.

No miro, me quedo en mi lugar sosteniendo la mano de mi esposa y un suspiro sale de sus labios haciendo que mi mirada vaya a ella por completo.

— Todo estará bien — afirmo.

— Te amo — contesta apretando más fuerte mi mano.

Se que estaba muerta de miedo, pero dentro de ella estaba una guerrera, nuestra hija es una guerrera.

— Te a...

No puedo terminar mis palabras que todo ese recinto queda en silencio unos segundos para luego darnos a escuchar un fuerte llanto que nos paraliza y altera los latidos de mi corazón.

Ella estaba con nosotros.

— Ella — jade Clara entre lágrimas.

Me quedo estático, no suelto su mano y miro a los doctores que pasan de un lado a otro a nuestra a hija, hasta que la envuelven en una manta color rosa.

— Felicidades, es una niña sana y fuerte — asegura la enfermera al colocarla en el pecho de su madre.

— Stefania — murmura mi esposa.

— Nuestra niña milagrosa — digo con un nudo en mi garganta.

Stefania Fiore Bustamante.

Quedo enamorado de ella, tan hermosa y perfecta. Nuestra niña, la princesa de nuestros sueños, Stefania el amor más puro entre nosotros.

— Donovan — dice Clara.

— Te amo, la amo.

— Y nosotros te amamos — acota.

Como sino tuviera experiencia cargando a niños, mis brazos tiemblan mientras es mi momento de tenerla. Mi corazón parece que quiere salir de mi pecho cuando sus pequeños ojos me observan con atención y se que firme mi mayor condena en esta vida.

— Bienvenida al mundo Stefania Fiore — musito suavemente dejando un beso en su frentr.

Jamás lo imagine.

Esto es mejor que cualquier sueño, no puedo describirlo solo que se siente tan perfecto que necesito que Valentino y Domenico entran a conocer a su hermana para definitivamente hacerlo mucho más perfecto que nunca.

Unas horas después estamos en la habitación, veo a mis hijos ingresar con cautela y le hago señas que no hagan ruido porque tanto Clara como Stefania dormían. Ambos se acercan al cunero para conocer a su hermanita.

— Stefania — digo su nombre.

— Es hermosa, papá — acota Valentino tomando su pequeña mano donde ella envuelve su manito en si dedo.

— La princesa de la casa — dice Domenico haciendo la misma acción que Valen y Stefania hace lo mismo.

¿Cómo ocultar mi orgullo?

Imposible hacerlo, jamás pensé en tener descendencia y ahí tenía a tres niños que cargaban mi apellido, los cuales me obligaban a trabajar en ser una mejor personas porque soy su ejemplo.

Esto es mejor que cualquier sueño.




Peligrosa Venganza ( 8° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora