Capítulo 24.

2.9K 480 39
                                    

Donovan.

En verdad no tenía idea como ser padre, pero ahora no solo tenía un sobrino de quien cuidar sino un hijo de tres años que en este momento me miraba con demasiada curiosidad.
Solo habían pasado tres días del momento donde le dijimos que soy su padre, podría ser el más hijo de puta de todos, querer quitárselo, demandarlos, pero ese niño especial me lo impide, como dice Jade, debemos ser un equipo y quiero ser parte de esto, de conocernos y crear un vínculo con él.

Valentino está tan bien criado que me acepta como si nada, de hecho lo había invitado para tomar un helado juntos. Por eso nos encontramos ese pleno momento solos, me miraba con atención y curiosidad.

¿Se puede querer tanto a alguien sin conocerlo?

Debo confesar que quiero demasiado a este niño, mi hijo.

— ¿Por qué tiene tantos dibujos? — pregunta saboreando su helado.

— ¿Dibujos?.

— Aquí — marca mis tatuajes del cuello y su mano pasa por mi brazo.

— No son dibujos, son tatuajes...

— Mi tío Sasha y mi abuelito Gauss tienen muchos como esos — me cuenta.

— ¿Te gustan?

— Son lindos — acota encogiendo sus hombros.

— ¿Quieres hacerme un tatuaje?

Sus ojos verdes se iluminan, llevo una servilleta de su boca limpiando los rastros de helado.

— ¿Puedo? — consulta con dudas.

Le hago señas a la mesera, ella se acerca sonriendo y tocando su cabello, con claros indicios de coqueteo.

— ¿Si, señor? — pregunta.

— Dame tu lapicera — ordeno. Ella obediente me la entrega y se la doy a Valentino. — dibuja algo — lo aliento.

Con cierta duda toma la lapicera, piensa unos segundos y como ve que mi brazo derecho no hay rastros de tatuajes, hace una línea en mi muñeca.

— Valentino puse, papá — afirma haciendo que sonría.

— Gracias — contesto mirándolo y le entrego la lapicera a la chica para que se retira.

Juro que no tengo idea como ser padre, pero me prometo a mi mismo ser el mejor para este niño.

Pasamos una gran tarde juntos, cuando se pone a hablar es una radio, no para. Me cuenta todo, como se llaman sus abuelos, tíos, primos, que su padrino es un rey y su madrina una reina. También dice que tiene un tigre de color blanco que juega con él cuando su mami esta presente. No se queda callado comentando que ama ir al laboratorio con su padre y se replantea que le gusta pasar tiempo conmigo.

— Mi mami va a traerme un hermanito — me cuenta mientras caminamos al kinder de Dominico.

— Si lo se, ¿te gusta la idea?

— Si, quiero una hermanita — contesta con una gran sonrisa.

— ¿La vas a querer? — pregunto.

— Si es mi hermanita, la voy a amar mucho como a tí, a mi mami y a papi — declara con demasiada seguridad.

Sus palabras me hacen sonreír.

— Ahi viene Domenico — hablo marcando a mi sobrino que sale con sus compañeros.

— ¡Domi! — grita mi hijo.

— ¡Valen! — le contesta super feliz.

Ellos juntos son dinamitas y aprendo demasiado de los dos. Tal vez no recuerde como fui en el pasado, pero el presente debo confesar que me esta gustando demasiado, no estoy solo, tengo dos niños que me miran como su héroe, no puedo desfraudar ninguno.

Peligrosa Venganza ( 8° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora