Capítulo 9.

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Donovan.

Con el atentado que ocasione, ella tuvo un poco de sufrimiento, había perdido su bebé y ese dolor, me servía a mí para disfrutar. Ingresar a esa clinica donde estuvo internada fue demasiado difícil, sobre todo por la cantidad de seguridad que tenía, su padre y su prometido, impidieron cualquier tipo de acercamiento que tuviera con ella.

Llegar a esa maldita perra se me hacía demasiado complicado, sobre todo después del atentado y porque la fortaleza donde la tenían recluida era imposible de inquebrantar.

Odio a todo su circulo.

También pude captar que no se lleva para nada bien con la obsesión de mi hermano, esa niña loca de papi y desde mi punto estratégico donde lograba espiar la periferia de la casa pude ver el momento que casi mató a la tonta diseñadora, si Alesso hubiera visto eso, creo que no dudaría en importarle un carajo todo con tal de proteger a la princesita.

Debo reconocer que a mi sí me gustó lo que vi, la perra rubia si que es sexy, pero no debo olvidar que es mi enemiga.

— ¡Alesso! — escucho el grito de Emilia.

Alesso estaba incontrolable, sobre todo después del atentado que su loca mujer hizo buscando matar a la fuente de la poca cordura de mi hermano. Si ese ruso eso no hubiera estado en ese momento, hoy toda esa familia estaría llorando una perdida.

— ¡Me tienes cansado! — le grita.

Sonrío de lado.

Quiero que sigan peleando, los necesito siendo enemigo uno del otro, para acabar con los dos.

Se escucha cosas romper, golpes contra la pared y con mi trago en mano me acerco a mirar lo que está sucediendo. No era la primera vez que tanto Emilia como Alesso se ponían agresivos mutuamente, al punto de golpearse.

Son dos locos.

— ¡Es mi hijo maldita perra! — le grita furioso.

¿Hijo?

¿Mi hermano tiene un hijo?

— ¡Un hijo de una puta! — contesta ella lanzando algo de vidrio contra el suelo.

— Marlene no era una puta, era mi novia y tu maldita hija de puta te metiste entre nosotros — reclama Alesso.

No suelo ser curioso, pero este drama intenso prometía y mucho.

— Haces todo esto por un bastardo insignificante — masculla.

— ¡Es mi hijo, maldita sea! — exclama lleno de rabia.

Retrocedo unos pasos, para escabullirme mientras observo como Alesso sale del despacho de su amante completamente cabreado.

— ¡Haces todo esto porque la perra esa! — grita molesta.

Suelto una carcajada y ella me mira de la peor forma.

— No estoy para lidiar con tus estupideces — masculla.

— Me gusta reirme de tu desgracia — me burlo.

— Idiota — sisea.

Camino hasta ella, observo el desastre que era el interior de su oficina, la miro a ella notando golpes y como su labio sangraba.

— ¿Nosotros eramos de la misma forma? — consulto.

Podía ser un asesino a sangre fría, pero golpear a una mujer no estaba dentro de mis ideales.

— No — reconoce tras un largo suspiro. — Tu sólo me ignorabas, te emborrachabas y me engañabas con cualquier zorra que encontraras por las noches — agrega entrando a su oficina para cerrar la puerta detrás de ella.

Peligrosa Venganza ( 8° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora