En el mundo hay todo tipo de personas, unas dulces, amables, empáticas y todas las cualidades que se consideran buenas. Pero también está el otro lado de la moneda personas que son perversas, caprichosas y sobre todo engreídas y no hay nada más peligroso que un perverso con poder para conseguir todo lo que se le antoje.
Kang era el gran ejemplo de esa perversidad, vivía de la droga, bares nocturnos y demás negocios que le habían dado el gran estatus mientras llenaba de millones de euros sus bolsillos.
La mayoría de sus antojos él los había conseguido, y quizá hubiera conseguido todo de no ser por aquel muchacho que casi descubre su gran organización, pero eso era cosa del pasado, porque ahora su enfoque estaba en es lindo muchacho de cabellos negros que para su suerte parecía estar sin hogar.
Lo había visto hace unos días atrás y mientras se llenaba los pulmones con el humo amargo del cigarro, detrás de ese gran de escritorio, la puerta que acababa de abrirse hizo que su sonrisa se extendiera.
―Entonces ¿Cuándo vendrá? ― cuestionó hacia el rubio que acaba de ingresar. ―O eres tan eficiente que ya está afuera esperando.
―Me gustaría decir que sí, pero al parecer no le deslumbró su dinero.
―¿Perdón?
―No quiso venir, la situación le pareció "sospechosa" ―agregó haciendo comillas con sus dedos.
Kang sonrió, ninguno de sus postrecitos anteriores había actuado de esa manera, pero eso solo hacía que su hambre aumentara.
―Consíguelo. ―exhaló lo último de la colilla de cigarro. ―Está demás decir que lo antes posible.
El rubio asintió y salió de la oficina, su cabeza automáticamente comenzó a maquinar el plan para que ese muchacho cayera en las manos de su jefe.
―
―
Tres días habían pasado desde el encuentro del rubio con Yoongi, tres días donde Yoongi solo había probado un bocado, pero aún sin fuerza continuó buscando botellas para conseguir algunos centavos.
―Ya te dije que no tendrías que trabajar tan duro. ―exclamó el rubio detrás de él.
―Y yo te dije que no necesito tu ayuda, vete. ―exclamó Yoongi ignorando por completo al rubio.
―Ciento cincuenta mil euros, Min Yoongi. ―exclamó el rubio, haciendo que Yoongi lo encarara.
―De verdad, esto es una broma de muy mal gusto.
El rubio sacó un fajo de billetes de su chaqueta y se los mostró a Yoongi. ―Si quieres puedes inspeccionar si son reales.
Yoongi solo se quedó estático mirando el montón de dinero que le ofrecían, aunque la idea le seguía pareciendo absurda, el dolor que le causaba su estómago lo incitaba a aceptar.
―Piénsalo bien. ―dijo el rubio y guardó el fajo. ―Mañana será tu última oportunidad. ―agregó, se dio la vuelta y comenzó a alejarse.
Los cuestionamientos de Yoongi comenzaron cuando los pasos del rubio se alejaban preguntándose ¿De verdad le pagarían tanto por pintar? ¿Podría ganarse la vida trabajando de lo que él amaba hacer? ¿Dejaría pasar la oportunidad de su vida?
―No. ―dijo en voz alta y comenzó a camina detrás del rubio. Sabía que era arriesgado, sabía que aún era un chiquillo que era fácil de engañar, pero no afectaba a nadie si se equivocaba ¿cierto? Además, si no se arriesgaba nunca sabría si fue un éxito o un fracaso.
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LA LIBERTAD DEL ALMA - Kookv
FanfictionDos adolescentes que se encuentran en un convento, juntos descubren lo que la vida se negó a darles, cariño, familia, y amor. Pero a pesar de convertirse en todo lo que desean el uno del otro, la vida los pondrá a prueba una vez más. Esta historia...