El zumbido del teléfono me sacó de mis pensamientos. Mi mirada se deslizó por la pantalla. Número desconocido.
Fruncí el ceño. ¿Quién llamaría a estas horas?
—¿Hola? ¿Quién es? —pregunté con cautela, mi voz teñida de confusión.
Esperaba una respuesta normal. Un "disculpa, me equivoqué de número" o alguna voz conocida. Pero lo que escuché no era ninguna de esas opciones.
—Hola, Alice. ¿Qué tal estás?
El tono ronco y profundo de la voz me erizó la piel. No sonaba humana. Era como si hubiera sido distorsionada a propósito, demasiado grave, demasiado artificial. Un escalofrío me recorrió la espalda y aparté el teléfono de mi oído por reflejo. Sin pensarlo, corté la llamada.
Mi corazón latía con fuerza contra mis costillas.
Tranquila. Seguro fue una broma estúpida...
No pasaron ni cinco segundos antes de que el teléfono volviera a sonar. La misma pantalla. El mismo número desconocido.
Un nudo de ansiedad se formó en mi estómago.
Respiré hondo y contesté, aunque mi pulgar temblaba sobre la pantalla.
—¿Qu... qué diablos? ¿Quién eres? Espero que esto no sea una broma de mal gusto, porque si lo es, no tiene gracia —dije, intentando sonar firme, aunque mi voz traicionó mi nerviosismo.
La risa que escuché al otro lado de la línea me heló la sangre. Era una risa baja, entrecortada, como si el que hablaba estuviera disfrutando cada segundo de mi inquietud.
—¿Cómo estás, Alice? ¿Ya te enteraste de lo que le pasó a esa pobre chica de padres riquillos anoche?
Mis manos se crisparon alrededor del teléfono.
—¿Fuiste tú quien hizo eso? —pregunté en un murmullo.
El silencio se prolongó un par de segundos. Luego, la respuesta:
—Así es. Yo lo hice. Hubieras visto cómo me suplicaba por su vida.
Las piernas me flaquearon.
—Basta... ¿qué es lo que quieres? ¿Por qué me estás hablando?
Otro silencio, y luego:
—Interesante pregunta... Por ahora no te puedo decir la razón, pero sí puedo decirte esto: ten cuidado. Cuida tus espaldas. Me encantaría clavarte mi daga en la garganta y ver cómo te desangras...
Un balde de agua fría recorrió mi cuerpo.
Volteé a mi alrededor con el pulso desbocado. Miré por las ventanas de mi alrededor y puertas, pero la gran mayoría estaban cerradas, las esquinas de la calle, absolutamente todo mi alrededor. ¿Dónde está? ¿Me está observando?
—Ah... y también cuida a tus amigos y familiares, porque probablemente me lleve a uno que otro por el camino. Sé lo que hizo tu familia en el pasado, Alice. Muy pronto nos veremos las caras.
La llamada se cortó.
Me quedé en pie, temblando, con el teléfono aún pegado a mi oído. El aire me quemaba los pulmones.
¿Qué... qué fue lo que mi familia hizo? ¿De qué está hablando?
—¡Hey, Alice! ¿No vienes?
La voz de Courtney me sacó de mi trance. Me giré bruscamente hacia ella. Su cabello rizado caía sobre sus hombros, y su expresión reflejaba preocupación.
—Sí, Courtney. Ya voy...
Ella se acercó más, mirándome de cerca.
—¿Te encuentras bien? Estás pálida... —frunció el ceño y me tomó la mano con delicadeza.
ESTÁS LEYENDO
Masked Desperation
TerrorDespués de una fatídica noche, Rosville es amenazada por un sujeto misterioso con una máscara. Alice Burke y sus amigos se verán involucrados en estas olas de asesinatos; ellos intentarán sobrevivir mientras descubren y detienen al de la máscara ¿Po...
