Parte 39

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Perspectiva Alice Burke

Salí del departamento de Ben como si mi cuerpo pesara mil kilos y a la vez volara con el viento del pánico. El mundo se volvió un borrón, como si todo alrededor se hubiera apagado menos esa imagen: Kathy, sonriendo en la ventana... y el cuchillo que se acercaba por su espalda.

Sabía que era tarde. Lo supe en el momento que vi el mensaje. Pero si había una maldita oportunidad, así fuera mínima, de evitar otra tragedia... tenía que intentarlo.

Mis piernas temblaban, mi garganta ardía, mi corazón golpeaba tan fuerte que me dolía el pecho. Las luces del pasillo parecían parpadear, los segundos se estiraban como si el tiempo quisiera jugar conmigo.
Kathy. Kathy. Kathy.

Empujé la puerta de mi departamento con todas mis fuerzas. —¡KATHY! —grité una y otra vez, como si gritar su nombre pudiera salvarla, detener la sangre, deshacer el dolor.

Vi a Scott levantarse del sillón.

—¿Qué pasa?

Lo ignoré. Fui directo a su habitación. Golpeé la puerta con los puños. —¡KATHY! ¡ABRE! ¡RESPÓNDEME!

Estaba cerrada. Jodidamente cerrada.

Gregory se acercó, tan confundido como todos. —¿Qué está pasando, Alice?

—¡EL ASESINO ESTÁ CON ELLA! ¡MISTER SADGUY ESTÁ CON KATHY! —solté sin más, el rostro de todos cambió por completo.

Courtney y Melissa intentaron jalarme, sacarme de ahí, pero me solté. No podía parar. Tenía que abrir esa maldita puerta. Los gritos empezaron.

Agudos. Desgarradores.

Todos nos congelamos.

Ian se llevó las manos a la boca.

Melissa retrocedió unos pasos, horrorizada. —No... no... —susurró.

Scott, sin pensarlo dos veces, se colocó a mi lado y empezó a dar patadas a la puerta. —¡MALDITA SEA, KATHY! ¡RESISTE! —gritaba Scott intentando derribar la puerta con sus botas.

Me tapé los oídos, pero no servía de nada. Escuchaba cada grito como si me lo hicieran a mí.

Aaron se paró delante de Emily, protegiéndola como podía.

Gregory dio un paso adelante. —¡Scott, para!

Él se detuvo. —¿Qué?

—Shh... escucha... —expresó Gregory colocando su oído en la puerta.

Silencio.

Un silencio que dolía.

El aire se volvió pesado. El mundo... simplemente se detuvo.

Y supe, en lo más profundo de mi alma, que ya no había marcha atrás.
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Perspectiva de Courtney York

Me quedé helada cuando vi a Gregory pegando la oreja a la puerta de la habitación de Kathy. El silencio del otro lado era... antinatural. Como si el mundo hubiese dejado de respirar. Nadie decía nada. Solo se escuchaba el lejano zumbido del refrigerador y nuestros corazones palpitando como tambores de guerra.

Ian rompió ese instante.
—¿Qué... qué va a pasar? —preguntó con voz temblorosa.

Emily murmuró, casi sin aire:
—¿Kathy... ya está muerta?

Me giré hacia Alice, buscando esperanza en su mirada, pero lo único que encontré fue una tristeza profunda, desbordante. Ella solo bajó la vista y no respondió.

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