El sonido de los golpes en la ventana nos sacudió como un latigazo. Mi corazón se detuvo por un instante y luego comenzó a latir con furia descontrolada. Scott y yo giramos la cabeza al mismo tiempo, con la respiración atrapada en nuestras gargantas.
Ahí estaba él.
Mister SadGuy nos observaba desde el otro lado del cristal con una mueca torcida detrás de su máscara blanca. Sus dedos enguantados tamborileaban suavemente contra el vidrio, como si estuviera disfrutando el juego. Entonces, alzó una mano y nos saludó.
Un escalofrío helado recorrió mi columna.
En un instante, todo explotó. La ventana estalló en mil pedazos cuando Mister SadGuy lanzó una patada brutal contra ella, haciendo que los fragmentos volaran por la habitación como proyectiles afilados. Me cubrí el rostro con los brazos mientras los vidrios cortaban el aire a nuestro alrededor.
—¡Alice, vámonos! —gritó Scott, tomándome del brazo y jalándome con fuerza.
Corrimos hacia la puerta, pero apenas habíamos dado unos pasos cuando escuchamos el sonido de cristales crujiendo bajo unas botas. No me atreví a mirar atrás.
Salimos al pasillo y echamos a correr. La adrenalina bombeaba en mis venas, pero mis piernas se sentían pesadas, como si el miedo me encadenara al suelo. El departamento de enfrente tenía la puerta entreabierta, y en cuanto pasamos junto a ella, algo me hizo voltear.
Mi estómago se revolvió.
La señora que había salido a quejarse minutos antes yacía en el suelo, sus ojos abiertos en una expresión de puro terror. Un charco de sangre oscura se extendía bajo su cuerpo, empapando la alfombra. Su abdomen estaba perforado por múltiples puñaladas, como si su asesino hubiera disfrutado cada corte.
Mis piernas temblaron y la bilis me subió por la garganta.
—¡No mires, Alice! ¡Sigue corriendo! —gritó Scott.
Apretando los dientes, forcé a mi cuerpo a moverse, obligando a mi mente a ignorar la imagen de la mujer muerta. Bajamos las escaleras de dos en dos, pero cada paso se sentía eterno. El eco de nuestras pisadas rebotaba por las paredes, y detrás de nosotros, el sonido de unas botas apresuradas me hacía saber que él nos seguía.
"Corre. Corre. Corre."
El aire me quemaba los pulmones, el sudor se mezclaba con la sangre que aún goteaba de mi brazo herido.
Y entonces, como un milagro, las luces rojas y azules iluminaron la salida del edificio.
Policías.
Scott y yo nos detuvimos bruscamente cuando vimos a los agentes Palmer y Walters descendiendo de su patrulla. Nunca me había sentido tan aliviada de ver a la policía.
—¡Señorita Burke! —exclamó el agente Walters al verme. Su mirada recorrió mi cuerpo y se detuvo en mi herida—. ¿Qué hace aquí?
Intenté hablar, pero mi respiración entrecortada me lo impedía. Scott se interpuso, todavía recuperando el aliento.
—Ella... ella vino conmigo... necesitábamos hablar...
El agente Charles lo miró fijamente, su expresión endurecida.
—¿Usted es Scott Sawyer?
Scott tragó saliva y asintió.
—Sí, señor.
—Bien, joven Sawyer, está bajo arresto por el homicidio de Nora Edwards.
Las palabras cayeron sobre nosotros como una bomba.

ESTÁS LEYENDO
Masked Desperation
HorreurDespués de una fatídica noche, Rosville es amenazada por un sujeto misterioso con una máscara. Alice Burke y sus amigos se verán involucrados en estas olas de asesinatos; ellos intentarán sobrevivir mientras descubren y detienen al de la máscara ¿Po...