El motor del auto rugía en la oscuridad de la noche. El reflejo de los faros se estiraba por el suelo húmedo del camino, iluminando apenas los muros de las bodegas que se alineaban en fila como guardianes silenciosos. Era un lugar lúgubre, olvidado por el tiempo. Apenas unas pocas lámparas parpadeaban en las paredes de los almacenes, proyectando sombras largas y distorsionadas.
Sentía la piel erizada. Había algo en el aire, una pesadez que se colaba en mis huesos, como si el lugar mismo supiera que algo estaba a punto de suceder.
Gregory frunció el ceño mientras observaba los números en las puertas metálicas.
—Alice, ¿qué número dijo Sherry? —preguntó, girando la cabeza en mi dirección, pero sin dejar de escanear la zona.
Bajé la mirada a la nota que me había dado. La tinta negra estaba algo corrida, pero aún se podía leer con claridad.
—L9.
—Estamos en la sección C... —murmuró Melissa, mirando los rótulos en las paredes—. Si esto sigue un orden alfabético y numérico, L9 debe estar más al fondo.
Oliver aceleró lentamente, sus manos firmes en el volante. A cada metro que avanzábamos, la sensación de opresión aumentaba. Las sombras parecían moverse, deformarse con la luz intermitente de las farolas.
—Este sitio es un maldito cliché de película de terror —comentó Ian, cruzado de brazos en el asiento del copiloto.
—Sí, lo es —susurré, sintiendo un escalofrío recorrer mi columna.
El silencio en el auto se volvió sofocante hasta que Courtney golpeó ligeramente el brazo de Oliver, señalando hacia la derecha.
—Ahí está.
Todos giramos la cabeza al mismo tiempo. Una camioneta negra estaba estacionada frente a una bodega con el número "L9" pintado en la parte superior. La puerta de metal estaba cerrada, pero una luz tenue se filtraba por la rendija inferior.
Oliver y Ian estacionaron los autos a unos metros de distancia. Apenas apagaron los motores, un sonido metálico resonó en el aire: la puerta del almacén se estaba abriendo.
—Es ella —dijo Dustin en voz baja.
Sherry apareció en el umbral, vestida con jeans ajustados y una chaqueta de cuero. Sus ojos nos recorrieron con rapidez antes de hacernos una seña para entrar.
El primer en moverse fue Ben. Los demás lo seguimos con pasos cautelosos. El suelo crujía bajo nuestras pisadas. Cuando todos estuvimos dentro, Sherry cerró la puerta tras nosotros.
El interior de la bodega era aún más extraño de lo que había imaginado. No estaba completamente vacía; contra una de las paredes había una mesa metálica con una laptop y varias carpetas abiertas. Pero lo que capturó mi atención fue un pizarrón blanco en el centro de la habitación.
—Bueno, ya estamos aquí —dijo Dustin, cruzando los brazos—. ¿De qué vamos a hablar?
—Sherry dijo que tenía algunas pistas —intervine, dirigiendo mi mirada hacia la reportera, quien se paró junto al pizarrón.
Con un movimiento firme, giró el pizarrón. Un escalofrío me recorrió al ver lo que había en la parte trasera.
Varias fotos estaban sujetas con chinchetas. Fotos de todos nosotros.
Y en el centro, una imagen del Sr. Palmer.
El silencio se volvió insoportable.
—¿Qué demonios...? —susurró Megan.
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Masked Desperation
HorrorDespués de una fatídica noche, Rosville es amenazada por un sujeto misterioso con una máscara. Alice Burke y sus amigos se verán involucrados en estas olas de asesinatos; ellos intentarán sobrevivir mientras descubren y detienen al de la máscara ¿Po...
