Masked Desperation

Parte 18

La imagen que tenía frente a mí era una pesadilla hecha realidad.

Brandon colgaba del puente de luces del escenario, su cuerpo inerte oscilaba levemente, como una macabra marioneta sin hilos. La soga apretaba su cuello con tal fuerza que su piel tenía un tono amoratado. Sus ojos, abiertos pero vacíos, miraban al abismo.

No podía respirar. Mi pecho subía y bajaba de forma irregular, mi corazón latía tan fuerte que lo sentía en mis oídos.

—¡BRANDON! —El grito desgarrador de Kathy resonó por todo el teatro.

Sus sollozos se clavaban en mí como dagas. Mi cuerpo estaba paralizado, pero mi mente era un torbellino de pensamientos incoherentes. Quería correr, quería salvarlo, aunque en el fondo sabía que era demasiado tarde.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando una sombra se movió sobre el puente de luces. Mi estómago se encogió al ver cómo la silueta se inclinaba sobre el borde. Un reflector se encendió, iluminando su rostro.

Mister SadGuy.

Ahí estaba, de pie sobre la estructura metálica, con la misma máscara blanca de expresión triste y esos ojos oscuros y vacíos que parecían perforarme el alma. Nos miraba con la cabeza levemente ladeada, como si estuviera disfrutando del espectáculo.

Mi cuerpo reaccionó solo, un paso atrás, luego otro.

SadGuy levantó una mano y me saludó.

No pude evitar soltar un jadeo ahogado.

Después, con una lentitud escalofriante, deslizó el cuchillo por la cuerda que sujetaba a Brandon.

—¡NO! —intenté gritar, pero mi voz apenas salió.

La soga se cortó de golpe y el cuerpo de Brandon cayó.

El impacto fue brutal. Un ruido seco y crujiente retumbó en el teatro cuando su cuerpo chocó contra el escenario. El sonido de huesos quebrándose me revolvió el estómago.

—¡Mierda, Alice, vámonos! —Una mano fuerte me sujetó del brazo.

Era Ben, su rostro estaba pálido, sus ojos reflejaban el mismo terror que yo sentía.

—Esto es una escena del crimen... No podemos estar aquí.

Mi cerebro tardó en reaccionar, pero finalmente mis piernas comenzaron a moverse. Salimos corriendo del teatro, el eco de nuestros pasos resonaba en el pasillo vacío. Afuera, en el estacionamiento, el resto de nuestros amigos estaban reunidos, algunos llorando, otros en completo shock.

—¿Dónde está Kathy? —pregunté con la respiración entrecortada, mi cabeza girando de un lado a otro, buscándola.

—Su padre se la llevó. —Courtney puso una mano en mi brazo, intentando tranquilizarme.

—¿Qué? Pero... ni siquiera ha llegado la policía. —Gregory frunció el ceño, confundido.

—Dustin, tú estabas con ella.

Dustin asintió, su mandíbula apretada. —Cuando los sacamos a ustedes, Kathy se resistía, Ian me ayudó a sacarla. Apenas salimos, su papá ya estaba ahí.

—Sí, la abrazó y la metió en el auto de inmediato —agregó Ian, aún tratando de procesar lo ocurrido.

—¿No les parece extraño? —Gregory cruzó los brazos—. Es como si supiera que algo iba a pasar.

—¿Estás insinuando que el padre de Kathy tiene algo que ver con esto? —preguntó Oliver, frunciendo el ceño.

—No lo sé, pero Brandon y él no tenían una buena relación. Me parece demasiada coincidencia que estuviera aquí justo en este momento.