29 de septiembre
-Perspectiva de Brandon Rodríguez-
El eco de la música sonaba bajo en la habitación. Mi celular estaba sobre la mesa, reproduciendo una de mis playlists mientras yo seguía con la mirada fija en el espejo, sosteniendo una chaqueta negra en una mano y una gris en la otra.
—Entonces, ¿chamarra gris o negra?
—No lo sé, Brandon, escoge la que más te guste. A mí me gusta más la negra con esa playera roja de manga larga, se ve bonito —dijo Verónica con indiferencia mientras revisaba su teléfono.
—Vaya, gracias por tu enorme ayuda, hermana —solté con sarcasmo, levantando las cejas.
—Sí, sí, lo que digas... ¿Me recuerdas nuevamente para qué era esto?
—La amiga de mi novia...
—¿Kathy?
—Sí, Verónica, Kathy es mi novia —resoplé—. Déjame terminar. La amiga de Kathy nos invitó a una obra donde su hermanita será una de las principales.
Verónica soltó una carcajada burlona.
—No sabía que te gustaba el teatro, Brandon. Vaya que has cambiado mucho.
—Mira, no es como si me fuera a casar con el teatro, ¿ok? Es solo un rato y Alice quiere que vayamos. Es un lindo gesto que me hayan incluido sabiendo que no soy del grupo.
—Prácticamente ya lo eres. Ser el novio de alguien ya te hace ser parte del círculo social de todos ellos. Felicidades, acabas de entrar a una secta —dijo con tono burlón antes de darse la vuelta.
—Oye, ¿a dónde crees que vas? ¡Yo estoy a cargo! Nuestros padres salieron a cenar por su aniversario, así que harás lo que yo diga.
—Sí, claro —se burló—. Habla con tu almohada entonces. Lili ya vino por mí, iremos a Wings and Beer por si luego gustas ir. Mamá ya está informada, así que no te preocupes. Chaooooo.
Y así, mi querida hermana se fue.
Suspiré y revisé la hora. Aún tenía tiempo antes de salir, así que me di una ducha rápida y me vestí. Me senté en el sillón, deslizando el dedo por la pantalla del celular mientras esperaba la hora de pasar por Kathy.
Hasta que tocaron la puerta.
Fruncí el ceño. Seguramente Verónica había olvidado algo, como siempre. Me levanté sin prisa y abrí la puerta.
—¿Y ahora qué...?
Pero la frase murió en mi garganta.
No era Verónica.
Un hombre estaba parado frente a la entrada, vestido completamente de negro, con un sombrero a juego y una máscara blanca con una expresión de tristeza... y unas manchas negras cayendo de los ojos.
Un escalofrío me recorrió la espalda.
—Amigo... está genial tu disfraz, pero aún no es Halloween. Lo siento, pero no tengo dulces.
Cerré la puerta y me giré, sintiendo un leve cosquilleo de incomodidad en la nuca. Pero antes de que pudiera volver al sillón, la puerta volvió a sonar.
Suspiré y abrí de nuevo.
El tipo seguía ahí, sin moverse, con la cabeza ladeada como si estuviera analizándome.
—Lo siento, amigo, pero no tengo dulces. ¿Esto es alguna clase de broma o qué?
No respondió.
Y entonces, vi el cuchillo en su mano.

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Masked Desperation
HorrorDespués de una fatídica noche, Rosville es amenazada por un sujeto misterioso con una máscara. Alice Burke y sus amigos se verán involucrados en estas olas de asesinatos; ellos intentarán sobrevivir mientras descubren y detienen al de la máscara ¿Po...