Masked Desperation

Parte 34

Perspectiva de Oliver

Observar cómo mis amigos se iban en la patrulla de Charles rumbo a la comisaría me dejó una sensación extraña en el pecho. Me sentía impotente. No podía hacer nada más que ver cómo se alejaban, llevándose con ellos la carga del horror que acabábamos de presenciar.

Me pasé la mano por el cabello, soltando un suspiro pesado.

A mi lado, Gregory seguía en el suelo, con la mirada perdida. Sus brazos colgaban a los lados, los puños cerrados. Se veía roto, como si su mente no estuviera ahí, como si todavía estuviera viendo la imagen de Connor suspendido en aquel crucifijo.

Nadie decía nada.

Melissa, Ian, Courtney y yo nos quedamos ahí, de pie, incapaces de encontrar las palabras adecuadas.

Lancé una mirada a Ian, intentando darle una señal, alguna pista de que dijera algo para levantar un poco el ánimo, pero él solo me miró de vuelta con una expresión de incertidumbre. Después, carraspeó y se agachó un poco hacia Gregory.

—Oye, amigo... —su tono fue torpe—. Levántate, te vas a ensuciar.

Courtney lo fulminó con la mirada.

—Si tu intención era animarlo, lo estás haciendo pésimo.

Gregory no reaccionó. Ni siquiera pestañeó.

Me agaché a su lado y puse una mano en su hombro.

—Greg... —su nombre se sintió pesado en mi lengua—. Sé que esto es demasiado, pero... pero no estás solo. Estoy aquí, estamos aquí.

Por primera vez en lo que pareció una eternidad, Gregory levantó la vista y me miró. Sus ojos estaban enrojecidos, llenos de dolor. Mi estómago se encogió.

Melissa dejó escapar un suspiro tembloroso.

—¿Cuándo va a terminar todo esto?

Ian se pasó una mano por la nuca.

—Esperemos que pronto... —dijo con un tono sombrío—. No quiero ser el siguiente.

Courtney le lanzó una mirada fulminante y lo golpeó en el brazo.

—Cállate. No digas eso.

Me quedé en silencio, sintiendo el peso de la noche sobre mis hombros. Todo mi cuerpo estaba tenso, agotado. Mi cabeza retumbaba con las imágenes de lo que acabábamos de ver. Connor... el video... su traición...

Gregory rompió el silencio de pronto, su voz apenas un susurro.

—Está empezando a hacer frío.

Lo miré y, sin pensarlo demasiado, lo abracé, frotando sus hombros. Sentí su cuerpo temblar ligeramente y me aferré a él con más fuerza.

Ian suspiró y se cruzó de brazos.

—Tengo hambre.

Melissa lo miró con incredulidad.

—¿Hablas en serio? ¿Cómo puedes estar pensando en comida después de ver a nuestro amigo crucificado como un pecador?

Gregory, para sorpresa de todos, dejó escapar una pequeña risa.

—Eres terrible haciendo comparaciones, Mel.

Todos nos quedamos mirándolo, sorprendidos de que hubiera hecho un comentario así en un momento como este.

—¿En serio te acaba de hacer reír eso? —preguntó Courtney, arqueando una ceja.

—Supongo que necesito reírme de algo... aunque sea un poco.