Parte 32

0 0 0
                                        

El sonido lejano de la música, risas y voces mezcladas flotaba en el aire cuando salí del baño. La fiesta estaba en su punto más alto. Gente con disfraces extravagantes pasaba a mi lado, algunos con máscaras perturbadoras, otros con atuendos coloridos y elaborados. Todo parecía normal, pero mi pecho estaba tenso, como si una sombra invisible se cerniera sobre mí.

Pasé mis manos por mi vestido para alisarlo, intentando sacudirme la incomodidad que me carcomía por dentro. Algo no estaba bien, lo sentía en la piel, como una corriente fría recorriéndome la espalda.

—¡Alice! —La voz de Kathy me hizo girar.

Ella se acercó con una sonrisa, sosteniendo un vaso rojo en la mano. Su disfraz de vampiresa resaltaba bajo las luces tenues, pero su expresión reflejaba más emoción que peligro.

—¿Dónde estabas? Pensé que ya te habías escapado.

—Solo fui al baño —mentí, sin querer admitir que llevaba minutos observando a la multitud, tratando de encontrar una explicación para esta sensación de malestar.

—Ven, estamos en la pista de baile —dijo, jalándome del brazo—. Megan está intentando convencer a Ian de que baile con ella. Es un desastre.

Forcé una sonrisa, dejándome arrastrar, aunque mi mente seguía en otro lugar.

El gran salón estaba abarrotado. La decoración de terror, con telarañas falsas, luces parpadeantes y figuras espeluznantes, creaba una atmósfera macabra pero festiva. La gente reía, se tomaba fotos y bebía sin preocuparse por nada más.

Pero yo no podía relajarme.

Mis ojos recorrieron la sala, buscando algo... o a alguien.

—¿Has visto a Connor? —pregunté repentinamente.

Kathy frunció el ceño y se encogió de hombros.

—No, ¿por qué?

—No lo sé... solo... pensé que estaría aquí.

Se suponía que esta era su gran noche, después de todo. Había trabajado demasiado en la organización de la fiesta, y aún no lo veía disfrutándola.

Me separé un poco del grupo, buscando con la mirada entre la multitud. La música vibraba en el suelo bajo mis pies, pero el latido en mi pecho era más fuerte.

Algo no estaba bien.

Y lo iba a descubrir.

Kathy me miró con una ceja arqueada mientras cruzaba los brazos.

—Tal vez Connor todavía no ha llegado. O está ocupado con algo más. Ya sabes cómo es, organizó toda la fiesta, seguro está ajustando detalles.

Su lógica tenía sentido, pero aun así, no podía sacudirme la sensación de que algo estaba mal. Miré a mi alrededor, la música vibraba en el aire, la gente seguía disfrutando, sin preocupaciones.

—Sí, supongo que tienes razón —murmuré, aunque no del todo convencida.

Kathy me dio un codazo juguetón.

—Ya, deja de pensar tanto. Vamos a la pista. Quiero que veas el desastre que está haciendo Ian. Es como ver a un ciervo recién nacido intentando caminar sobre hielo.

No pude evitar reírme con esa descripción, imaginándome la escena. Pero antes de que pudiera aceptar su invitación, un pensamiento cruzó mi mente.

—¿Tienes listo el plan?

Kathy parpadeó un par de veces, confundida.

—¿Qué plan?

La miré con incredulidad.

Masked Desperation Donde viven las historias. Descúbrelo ahora