Memoria

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— ¡Una ambulancia! —

Nadie podía creer que Wang Yibo estaba ayudando en la inundación de Henan no hasta que apareció en la noticia como había sufrido un accidente.

— ¡¿Que paso?! — en cuanto recibió la llamada de Lele salió volando de casa con dirección al hospital — ¡Responde Lele! — ver con la mirada hacia abajo del otro hacia que sus nervios aumentarán.

— Nos separamos — empezó con la voz entrecortado — Dijo que podía solo, iba a repartir alimentos a los residentes — se había confiado él — Una casa estaba totalmente inundada las columnas se había desgastado por el tiempo, una niña estaba saliendo de la casa estaba apunto de colapsar — de lejos pudo verlo — Yibo corrió, si no fuera por él esa niña estuviera — no tenía el valor de decirlo — Una parte de la estructura lo golpeó al protegerla — termino.

— Mi hijo — conocía a su hijo sabía cómo era su corazón — Él va estar bien es fuerte — confía en el doctor y en Dios — Su padre estaba en el trabajo ya va llegar — es mejor mantenerse tranquila.

Seis horas habían pasado desde que Yibo había ingresado a urgencias el tiempo empezaba a torturarlos y nadie les decía nada estaban empezando a desesperarse.

— Familia Wang —

— Somos sus padres — corrió hasta el doctor — ¿Que paso? — se apresuró a decir.

— El golpe en la cabeza fue fuerte cuando lo llevamos para cocer la herida vómito sangre, fue una fisura en el cráneo que pudimos controlar aún así tenemos que esperar que despierte para hacer más pruebas, van a llevarlo a piso dentro de un rato —

— Gracias — sintió como todos botaban el aire que tenían en los pulmones.

Esperaron dos horas a qué Yibo despierte.

Al despertar vio el techo blanco era difícil reconocer el lugar donde estaba más porque ni siquiera recuerdo que pasó.

— Yibo, hijo — en cuanto vio a su hijo pararse corrió a abrazarlo son dudar — ¿Cómo te sientes? — sonrió animada al fin veía los ojos marrones de su hijo.

— ¿Quien es usted? — no creyó que alguien estaría a su lado.

— Lele llama al doctor — era mejor llamarlo antes de que empiece a llorar al ver que su hijo no la podía reconocer.

El doctor llegó a los diez minutos al recibir el recado.

— Hola — el chico lo miro extrañado — ¿Sabes dónde estás? — una negativa — ¿Puedes reconocer a alguien? ¿Tu edad? — otra negativa.

— ¿Quien es Yibo? — el nombre lo había pronunciado la señora que estaba al lado del doctor por un momento creyó que era él.

— Es tu nombre — el chico pareció estar satisfecho con la respuesta — Vamos a hablar mientras te reviso, pregúntame lo que quieras — sonrió para acercarse con a su paciente — Tu nombre es Wang Yibo, tienes 23 años — reviso los ojos con una pequeña linterna — Tus reflejos están bien, sufriste un accidente hace poco ¿Recuerdas algo? — una negativa — Escuche por ahi que te gusta bailar — se separó rápido.

— Doctor — llamo un tanto entusiasmado por lo último — ¿Cuál es su nombre? — el joven en su delante realmente parecía que no le llevará tantos años.

— Mi nombre Liu Shen — sospechaba algo de su pregunta — Tengo 33 años por si te lo preguntas — lo ojos del menor se abrieron.

— En serio parece más joven — ya quisiera el mantenerse así — Yo — no sabía cómo formular su pregunta.

Historias Mal ContadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora