CAPITULO 2

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RUBÍ

Desperté por los rayos de sol colándose a la ventana y un dolor de cabeza se hizo presente. Me levanté y estaba en mi habitación en mi cómoda cama, mi cuerpo me dolía y de pronto un mensaje apareció en mi teléfono. Tomé mi celular y era un mensaje de mi padre.

Papá: Necesito que vengas a la empresa, te presentaré a alguien.

Bufé y aventé mi celular para el sofá que tenía frente a la cama. Había olvidado que mi padre dijo que me presentaría a alguien importante pero eso ha sido lo de menos, lo único que quiero es dormir hasta la tarde y cenar una hamburguesa mientras veo una serie. Es sábado, por Dios. Me estiré un poco y me dirigí al baño para despertarme y que se me bajé un poco el malestar. Aún tenía el vestido puesto. Lo poco que recuerdo fue que fui con mis amigas al club, pasé la noche con un tipo guapo, que ese mismo hombre me dejó en mi apartamento y cuando entré solo fui a la cama. Al menos no era tan imbécil como para darme dinero para un taxi después de haber tenido sexo.

Deje caer la prenda que tenía y mi rostro ardió al ver las marcas que había sobre mis caderas, parecían pequeñas mordidas. Mis pechos estaban algo rojos y tenía algunas marcas rojas en mi trasero. Si recordaba que ese tipo era un semental, duramos la mayor parte de la madrugada y ese hombre si sabía como hacer su trabajo. Para ser algo de solo una noche fue estupendo.

Encendí el agua y dejé el agua en la temperatura correcta para darme una ducha rápida. Entre más rápido termine esto, más podré comer una hamburguesa en mi cama. Cuando terminé de ducharme, salí envuelta en una toalla y busqué algo con que vestirme. Elegí una blusa blanca con un poco de escote, un pantalón negro de vestir y unos tacones negros. Mi cabello estaba entre seco y mojado, así que solo lo cepillé. Me maquillé natural y añadí un labial rojo para estar más elegante. Tomé mi bolso para poner mi celular y unos lentes negros para disimular mi resaca. Gracias al cielo estaba soleado el día, así que no levantaría sospechas.

Tomé las llaves de mi auto pero me detuvé cuando vi la foto. Aquella mujer se observaba feliz mientras sostenía a una pequeña riendo en sus brazos y el hombre a su lado la miraba con un amor profundo. Esa mujer a la que extraño desde hace diez años y siempre lo haré. Mi madre.

—Te extraño, mamá.

Desde que había fallecido mi madre, ni mi padre ni yo hemos sido los mismos. Hemos salido adelante ambos, sí, pero sigue siendo difícil estar sin ella. 

Parpadeé intentando evitar el amargo recuerdo y abrí la puerta para bajar al estacionamiento y conducir mi jaguar l-pace blanco. Salí del lugar y empecé a salir en dirección a la empresa de mi padre. Haber crecido con un fanático de los autos tiene sus ventajas, pues puedo saber que auto es el que quiero que se adapte a mis necesidades y el ingreso que tiene. Este auto lo tengo hace tres años y fue la mejor opción que pude haber tomado. He salido con mis amigas, me lleva rápido cuando tengo un compromiso y tiene gran espacio para muchas cosas. 

Una canción de Sia empezaba a sonar en la radio y empezaba a cantarla.  

All I need is one
One old man is enough
Babe, you got it wrong
Please turn your fears into trust
To trust

Nada como la voz de una de las mejores mujeres en la industria musical como para empezar el día.

Visualicé la empresa de autos y encendí la direccional para entrar en el estacionamiento. Una vez dentro, me estacioné a un lado del auto de mi padre y apague el auto para bajar. Tomé mi bolso para salir de mi auto para tomar el camino hasta el ascensor privado de mi progenitor. Sonaba una melodía tranquila y típica que era agradable al oido, hasta que sonó una pequeña campana indicando que ya había llegado al piso.

Salí del elevador y el guardía del piso me saludó con un asentimiento de cabeza, respondí del mismo modo y me dirigí con la secretaría de mi padre.

—Buenos días, Rubí.

—Buenos días Flor— dije —Vengo con mi padre, ¿Sabes si esta ocupado?

Negó con la cabeza.

—En un rato más tiene una junta— respondió —Pero entra cariño, se pondrá feliz al verte.

—Esta bien, nos vemos luego Flor.

Flor era una señora de unos cuarenta años, pero es una persona demasiado alegre y amable. Ha trabajado con mi padre desde que yo nací y se puede decir que es como una tía para mí. Mi padre no tuvo hermanos ni hermanas, ella es lo más parecido que tiene a una hermana mayor.

Mi padre conoció a mi madre en la secundaria y tiempo después llevaron una relación, pero cuando ambos tuvieron 18 años se enteraron que estaban esperando un bebé. Mi padre se casó con ella y vivieron felices hasta que mi madre murió. Jackson Volter no se dió por vencido y sacó a su hija adelante, a mí, Rubí Volter. Muchos dicen que fue muy joven para ser padre, pero él siempre me reitera que soy la mejor cosa que les pudo suceder a mi madre y a mí.

Me dirigí a la puerta para entrar y después observé a mi padre levantar la vista de sus papeles. Me observó y una gran sonrisa partió su rostro en dos.

—Rubí, mi niña— dijo y se levantó para recibirme con un gran abrazo.

—Hola papá— dije mientras respondía a su abrazo paternal.

—¿Como estás, hija?— habló mientras caminaba al mini bar de la oficina —¿Algo de tomar?

—No te preocupes pa'— respondí —¿Que era eso de lo que me querias hablar?

Negó divertido mientras reía un poco.

—Siempre directa, Rubí.

—Ya me conoces— respondí inocentemente —¿Entonces?

—Te quiero presentar a mi nuevo socio, hija— respondió —Sabes que me estoy expandiendo en este último trimestre y esta vez será en Italia.

—¿Y ese socio? ¿De donde salió?

—Es un viejo amigo— respondió mientras tomaba asiento conmigo en el sofá —Hace tanto que no estaba en la ciudad y hoy te presentaré con él para que trabajes en el proyecto.

Abrí grande mis ojos con lo último.

—¿Disculpa?— pregunté —¿Trabajar con él?

—Es para que vayas entendiendo el mundo de la empresa, cariño— dijo mientras se levantaba y miraba la ciudad a través de la ventana. Lo seguí y tomé asiento en su silla —Algún día toda mi empresa pasará a ser tuya, y cuando ese día llegue, quiero que estés muy preparada y les demuestres a todos de lo que eres capaz.

Iba a responder pero el teléfono sonó de pronto. Mi padre presionó el botón y la voz de Flor se empezó a escuchar.

—Jackson, ya esta aquí el señor Benedetti.

—Hazlo pasar, Flor— respondió tranquilo y ella hizo lo mismo con un "ok".

Mi progenitor se dirigió a la puerta y se escuchó una voz ronca reír. Giré mis ojos y suspiré. Seguramente era algún tipo sacado de algún lugar solamente para querer el dinero de mi padre. El jamás había mencionado a alguien llamado Benedetti. Podrá ser su viejo amigo, pero que se limite a trabajar conmigo a las buenas y sin ningún error. Ese tipo de cosas no van conmigo.

—Hija— habló mi padre —Te quiero presentar a mi nuevo socio.

Como aún estaba en la silla, me levanté para quitarme mis gafas de sol y observar bien al nuevo socio de mi padre. Fijé mi vista en el hombre de al lado y....

Mierda. Esto no puede ser posible. Aquel hombre estaba igual de sorprendido que yo. Sus facciones lo denotaban y no era para menos.

—Rubí, él es Leonardo Benedetti. Es mi nuevo socio y mi mejor amigo de toda la vida.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora