CAPITULO 16

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LEONARDO

Mierda. Mierda. Y más mierda.

Ahora si era un completo hijo de puta. Lo había arruinado todo, pero si esa maldita rubia no se hubiera atravesado en mi camino otra vez, la historia sería otra.

Conduje lo más rápido que pude a mi apartamento para enfrentar a Salma. Esto ya había reventado la poca paciencia que le tenía.

Cuando había despertado en la habitación de Rubí, pensaba en hablar con ella de lo que nos pasaba a ambos, pero la ojiazul tenía que arruinar todo con esa maldita llamada.

*Flashback*

Seguía observando a Rubí dormir y tenía que admitir que se ve muy tierna de ese modo. Por lo pronto quiero que descanse y cuando despierte, podríamos ir a almorzar y hablar de lo que esta pasando. Sentía algo por la hija de mi mejor amigo, vaya chica que la vida quiso poner en mi camino, pero primero, quiero que ambos tomemos una decisión, que ambos hablemos seriamente de lo que pasa y a donde nos lleve la cosa.

Mi celular empezó a sonar y regrese a la sala para ver quién era. Rodé los ojos al ver que era Salma, solo dejaría que me dijera cuanto dinero quiere para que me deje en paz. Pero vaya que fue todo lo contrario.

—¿Qué quieres ahora, Salma?

—¿Estas con ella, verdad?— respondió seriamente y fruncí el ceño.

—No te entiendo ni un carajo.

—Estas con la chica que estuvo en el centro comercial— respondió entre seria y enojada. Suspiré.

—Lo que haga y con quién este no te importa— espeté.

—Lo harás si quieres que siga con vida.

Me quedé sin palabras ante su confesión, ¿Qué mierdas estaba planeando?

—¿A que te refieres?— cuestioné.

—Si quieres que siga con vida, terminarás todo tipo de relación con ella. No te quiero ver ni un centímetro cerca o que los relacionen.

—No eres nadie para ordenarme, Salma.

—¿O qué? ¿Quieres que le diga al mundo que te revuelcas con la hija de tu mejor amigo?— mencionó con tono amenazante.

—Si en esas andamos, yo podría decirles a todos la verdadera razón del divorcio, y bien sabes de que hablo— dije —No pienso caer en tus juegos, podrán decirme lo que quieran y me tendrá sin cuidado, pero tú, con las pruebas que tengo no saldrás librada.

Escuché que chilló de la rabia y luego contestó.

—Ya estás advertido, Leonardo. Más te vale que hagas lo que te digo si no la quieres ver tres metros bajo tierra.

Y colgó la llamada.

Suspiré fastidiado de todo lo que había dicho Salma y solo me senté en el sofá. No podría arriesgar a Rubí, y sabría que si le pasaba algo, no me lo perdonaría.

—Hola— escuché y la observé. Tenía puesta una bata y su cabello estaba mojado, al parecer se había duchado.

—¿Dormiste bien?— pregunté y dijo que sí.

Entonces me levante para irme pero me detuvo.

—¿Qué pasa?— me giré para observarla y estaba con sus brazos cruzados y el ceño fruncido.

Rubí, ojalá me perdones por lo que haré, pero tengo que protegerte.

*Fin del flashback*

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora