CAPITULO 25

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LEONARDO

Ver a Rubí recuperar su felicidad al estar con su padre es algo que me alegra, se nota más tranquila y me agrada que este sonriendo de forma real y ya no para crear una barrera. Ya pasaron dos días de que Jackson y Rubí se perdonaron y ya han hecho actividades poco a poco para fortalecer su relación de padre e hija, como hoy que fueron a la empresa para terminar de hacer los pendientes que se habían acumulado este tiempo, yo he estado en videollamadas para seguir revisando lo que tengo pendiente en Italia.

Ya para cuando termino la última conferencia y salgo de mi despacho, escucho unas voces en la entrada de la sala y son mi mujer y mi mejor amigo riendo por algo.

—Hola— digo para que noten mi presencia.

—Amore— dijo mi mujer acercándose para abrazarme y darme un casto beso en los labios —¿Adivina qué?

—¿Volviste a comprar maquillaje con mi tarjeta de crédito?

La semana pasada fui a una comida con unos inversionistas que vinieron para hablar de negocios, tenia que ir obligatoriamente, dejé a Rubí salir con sus amigas para que se distrajera del tema de su padre, y cuando regresé me llegó una notificación de mi tarjeta de varios maquillajes. Mi mujer pensó que estaría molesto, pero jamás lo estaría, mi dinero es de ella y si quiere usarlo así, esta bien. Ella tiene sus tarjetas de crédito también, pero como es mi mujer, dejo que gaste lo que quiera de mi tarjeta; aun así, la suya la usa como siempre, pero de vez en cuando compra cosas con mi tarjeta.

—No, pero luego usaré tu consejo— dijo mientras reía —Lo que pasa es que hoy mi papá y yo conseguimos ingredientes para yo hacer una lasaña. Por lo pronto ustedes pueden esperar mientras yo hago la comida.

Me dio otro beso rápido, tomó las cosas que Jackson tenía cargando y se fue sonriendo a la cocina. Mi mejor amigo y yo nos quedamos un momento en silencio y luego habló.

—Quiero hablar contigo a solas.

Asentí y lo invité al despacho, le serví un poco de agua y la aceptó, bebió un poco mientras me servía un trago.

—¿De qué quieres hablar?

—¿Cuáles son tus verdaderas intenciones con mi hija?

Dejé de servir mi trago cuando esa pregunta salió de su boca. Coloqué de nuevo la botella en su lugar y giré a observarlo sentado en el sofá.

—¿De verdad?

—Yo no juego Leonardo, me conoces bien y sabes lo que soy capaz de hacer cuando se trata de mi hija.

—Yo voy a todo por Rubí, ¿no lo ves?

—Una cosa es decirlo, otra son los hechos— respondió sin más —Sabes que no mezclaría la amistad que tenemos por lo que sientes por mi hija, pero, también sabes que si la lastimas, la pagarás muy caro.

—Primero muerto antes que dañar a Rubí— dije firme mirándolo a los ojos. Sabe que no miento en eso.

—Te conozco Leonardo, yo soy testigo de lo que pasaste con Salma, ¿y ahora Rubí? ¿Qué te...?

—¡Cuida tus palabras!— dije entre dientes mientras me acercaba a él hasta quedar frente a frente —En tu vida vuelvas a poner a Rubí en comparación con esa bruja.

—¿Entonces?

—Aún debes de estar sentido por como te ocultamos las cosas ambos, pero te doy la cara para decirte que Rubí no es un juego, lo que siento por ella es algo que jamás nadie me ha hecho sentir, así como te confirmo que estoy profundamente enamorado de tu hija. Jamás esperé que la vida fuera así, pero, ¿sabes que? Ella me ha dado motivos para vivir la vida, de estar con ella cada día, de trabajar para que jamás le falte algo, de hacerla feliz el resto de su vida. Me enamoré como nunca de ella y eso es lo más seguro que tengo en esta vida. No soy un cobarde, por eso te digo en cara que la amo y ella ha sido la mejor decisión que he podido tomar en la vida y espero casarme con ella algún día y formar una familia, compartir el resto de mi vida y más con ella, con la única mujer que me ha hecho ser feliz. Esas son mis verdaderas intenciones con Rubí.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora