CAPITULO 33

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RUBÍ

Después de unos cuantos días de saber lo que Salma había hecho, por fin estará en la cárcel por más de cuarenta años. Además, hoy es el cumpleaños de mi papá, y aunque no quiso festejar porque no tenía ánimos, hoy Leonardo y yo le daríamos la noticia de que sería abuelo. Mi hombre y yo organizamos una comida y estaría toda mi familia, mis amigos y nosotros. Para eso, Emily es nuestra cómplice, pues ella nos agendó cita a esta hora de la mañana con el mejor obstetra del hospital.

Como es muy temprano, no hay nadie más que nosotros y las chicas que atienden aquí, pero el papá de mi hijo está muy nervioso y sigue moviendo desde hace unos minutos su dedo índice en el reposa brazos del sofá de la sala de espera.

—¿Podrías calmarte? Todo saldrá bien.

—Lo siento, amore— dijo mientras controlaba su mano —Pero quiero saber que todo saldrá bien.

—Desde luego que todo saldrá bien, le daremos la noticia a mi papá y mi familia, y se pondrán felices, bueno, mi papá te querrá golpear pero se pondrá feliz de tener un nieto— dije divertida.

Iba a responderme cuando la voz de una señorita nos habló.

—Señorita Volter, puede pasar.

Ambos nos levantamos y fuimos por donde nos indicó la señorita. Cuando nos dió paso al consultorio, pasamos y observamos al obstetra. Era un señor de masomenos cincuenta años, piel bronceada y cabello oscuro.

—Buenos días, señores— dijo el doctor mientras nos sentábamos frente a su escritorio.

—Buenos dias— respondimos al unísono.

—Su prima me comentó que pronto serán padres y quisiera primero hacerle unas preguntas señorita, ¿ya se ha hecho una ecografía antes?

—No, esta es la primera vez. Me enteré del embarazo con una prueba digital.

—Esta bien— dijo anotando algo en su libreta —Ahora le haré una revisión para saber que esté bien y la ecografía.

Asentimos y me indicó que debía cambiarme una bata, así que me fui al baño qué estaba en este consultorio. Una vez que me cambie a la bata, el doctor me dijo que me acostara en la camilla y después abriera las piernas.

—¿Disculpe?— exclamó Leonardo.

—Es solo una revisión señor, no tiene porque pensar mal.

—Lo siento, estoy nervioso. Solo quiero saber que todo estará bien.

—Lo entiendo perfectamente, señor Benedetti— era obvio que sabía quien era, además, mi prima le explicó por encima los detalles de nuestra relación para tener un poco de contexto y no hacerse ideas erróneas o descabelladas.

Leonardo asintió mientras me sujetaba con su mano buena, y el doctor me revisaba, dijo que todo estaba bien y me haría la ecografía. Me colocó un gel algo frío y luego me pasó una máquina por el vientre.

Por la cara del doctor, todo iba bien, y luego sonó un ritmo apresurado, Leonardo y yo nos miramos y luego observamos al doctor de nuevo.

—¿Esos son...?

—Los latidos del bebé— respondió —Todo parece indicar que esta...

El ceño del doctor se arrugó y nos preocupamos, pensamos que algo iba mal, no estábamos entendiendo el cambio de expresión del doctor.

—¿Esta todo bien con nuestro hijo?— preguntó Leonardo.

El doctor sonrió y luego giró la pantalla para ambos viéramos mejor lo que hacía.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora