CAPITULO 32

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LEONARDO

Después de que el detective nos haya dicho lo que pasó, con la ayuda de Jackson planeamos algo para que Salma pueda caer y ponerse en bandeja de plata, ambos nos lo cobraríamos por lo que había pasado. A decir verdad, quería cobrármelo de otra forma, pero me dijo que él se haría cargo del resto. Mientras seguíamos hablando de lo que haríamos, mi mujer entró y traía algo en sus manos.

—Hombres de mi vida, les traje algo para que puedan disfrutar un momento dulce.

Eran unas galletas enormes con distintas confituras, pero se veían deliciosas, eran tres así que mi mejor amigo y yo habíamos hecho una pequeña pausa para disfrutar las galletas.

—Están deliciosas, cariño— dijo Jackson —¿Dónde las compraste?

—Vi una tienda cerca de una chica que vendía galletas, y me apareció en redes el local, así que quise probarlas.

—La verdad están muy ricas, no están muy dulces, pero no están para nada secas. Además, están muy suaves.

—Lo sé, aveces hay gente que se pasa de lo dulce o algo parecido, pero los que he visto en redes que compran aquí, se les hacen muy ricas, y también tiene su sección de repostería vegana. Compré unas cuantas más para la casa, quería probar muchos sabores.

Entramos en una plática amena y que nos distrajera un poco, hasta la hora de salida. Rubí se adelantó un poco mientras le confirmaba a Jackson lo que íbamos a hacer, después de que bajaramos al estacionamiento divisé a mi mujer un poco ida, hasta que fui con ella y fingió estar feliz. Sabía que algo malo estaba pasando, pero lo hablaría con ella en casa.

El trayecto estuvo sin ningún problema, pero al llegar solo dejó las galletas en la mesa y dijo que iría a ponerse la pijama. Me esperé un poco para darle algo de espacio, pero solo me bastó un minuto para ir tras ella. Cuando abrí la puerta su ropa estaba en el suelo, pero en la puerta del baño se escuchó un suspiro y la abrí. Se sorprendió al verme y sus ojitos estaban con lágrimas.

—Piccola, ¿Qué pasó?

—Nada, solo fue una basura en el ojo.

—¿Fue por lo que pasó mientras te adelantaste? ¿Qué sucedió?

Me abrazó con cuidado y correspondí mientras le acariciaba su cabello.

—Las chicas de recepción andaban hablando de nosotros. Decían que tu eras muy guapo para andar con una...

—¿Una qué?

—Me dijeron que era una buscona y oportunista, que era una mujerzuela por andar contigo.

—Escúchame— dije mientras levantaba su mentón para que me viera —Tú no eres nada de eso, esas solo viven de chismes y opinan mal de la gente porque les va mal consigo mismas. Tu eres más de lo que le podría pedir a la vida, yo te amo porque eres alguien excepcional.

Le dí un tierno beso en los labios y la llevé de la mano a la cama, pero yo me senté y la puse enfrente de mí.

—Creo que esto impide algo— dije mientras levantaba un poco el frente de su camiseta del pijama. Ella me ayudó a levantarla y le dí varios besos a su vientre —Hola hijo, soy papá, ya necesitaba darte besos a ti y a mamá— volví a darle besos a mi hijo en el vientre de mi mujer —Ya quiero que pase el tiempo para tenerte en mis brazos y darte mucho amor.

Los ojos de mi mujer estaban aguados al ver la escena, pero era algo que anhelaba, el poder ser padre. Y eso me recordaba que tenía que hablar con Rubí sobre mi secreto, mi pasado, ese temor que tengo que la historia se vuelva a repetir.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora