CAPITULO 35

359 33 2
                                    

LEONARDO

Ya era el fin de semana y con ello el día de la fiesta. En el transcurso de los días se anunció que recaudarían fondos para diversas fundaciones y la gente donaría dinero para ayudarlos. Aún faltaba tiempo para ir a la fiesta, pero nos quedamos en mi casa para alistarnos, pues Paul, Daniela y Adriana también eran invitados como parte de la familia de mi mujer.

—Amore, no se que ponerme— dijo el amor de mi vida mientras salía del vestidor con varios vestidos en su brazo —Tengo estos pero no me convencen. Y es hoy.

Soltó los vestidos en la cama y luego se fue de espaldas tranquilamente a la misma.

—Amore, te verás bien esta noche, las cámaras no dejarán de captarte porque eres demasiado hermosa para la humanidad. Querré golpear a cualquiera por fotografiar demasiado sexy a mi mujer.

Me acerqué y puse mi rostro enfrente, pero ella estaba bien y yo parecía el hombre araña frente a ella.

—Que celoso, señor Benedetti.

—Con mi mujer si soy celoso, no quiero que vean más de ti. Aveces quiero que ni te vean más de lo debido, pero te llevas muchas miradas, piccola. Eres una estrella para el ojo humano.

Me acerqué más y le dí un apasionado beso, poco después nos separamos e ingresé al vestidor.

—¿Qué haces?

—Un regalo para la mujer que hace feliz mi vida.

Le extendí el vestido y se quedó impresionada. Era un vestido color marfil con escote en V profundo que se ataba de la parte del cuello en un pequeño moño, espalda descubierta; la falda estilo sirena con detalles en plateado que parecían perderse creando un efecto hermoso en el vestido. Se lo mandé a hacer exclusivamente a ella contactando a la marca Versace, solo di las medidas y lo quería específicamente para este día, así que pague lo que fuera necesario para tenerlo listo. Nuestros hijos aún no se notaban, era una duda que teníamos con el obstetra, pero nos dijo que era normal debido a la genética de ella, pero poco a poco se iba a comenzar a notar.

—Esta hermoso, amore— dijo observando el vestido aún sin abrir —Y creo que tengo accesorios que combinan.

—Serás la reina de la noche, piccola. Serás la más hermosa de esa fiesta.

(...)

Ya Paul, Jackson y yo estábamos listos para irnos, solo faltaban las chicas y podríamos subirnos en la camioneta. Unos tacones resonaban en las escaleras y eran Adriana y Daniela. La primera tenía un vestido negro pegado al cuerpo con mangas caídas y una falda larga, la segunda tenía un vestido color piel con escote corazón, algunas transparencias en la parte baja del corset y una falda con una apertura en la pierna.

—¿Y mi mujer?— pregunté.

—Ya viene, solo le faltaban sus pendientes.

Iba a decir otra cosa pero en eso, mi mujer venía bajando. Me asombro al verla con ese vestido, si de por si es hermosa, con esto era una obra de arte sublime. Cuando estuvo conmigo me quedé sin palabras, no sabia como expresarselo, pero me entendió y me dió un beso en los labios para sacarme de mi trance.

—Ahora si, vamos a la fiesta.

Las chicas se adelantaron y luego mi mejor amigo palmeó mi hombro.

—Ya puedes caminar, Leonardo. Además, cierra la boca porque te entrarán moscas.

Paul se reía discretamente, pero ambos me entendían, yo estaba enamorado de mi piccola hasta el infinito y más allá. Ella era la mujer que siempre había esperado, ella era más de lo que esperaba.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora