CAPITULO 8

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LEONARDO

Avanzamos a la mesa donde estaba el señor de cabello azabache, el señor Lyons. 

—Bienvenidos— respondió levantándose de su silla para saludarnos. Me recibió con un apretón de manos y a Rubí de igual forma y agregando un beso en su mejilla, mientras el de ojos verdes tomaba asiento, le ayudé a la castaña a correr su silla y cuando se acomodó, tomé mi lugar al lado.

—Señor Lyons— habló la jefa del momento —¿Cómo estuvo su reunión con el señor Benedetti al momento del acuerdo?

—La verdad no me esperaba que el se encargara del negocio—respondió —Pensé que estarías tú.

—Tuve unos contratiempos, pero el señor Benedetti me esta ayudando de momento.

Si claro. Como si no me hubiera mandado a la mierda un momento antes de la junta, pero eso no lo nombraremos, ¿verdad Rubí?

—¿De verdad?— cuestionó mirando a mi lugar y devolviéndome a la realidad.

—Sí— respondí breve. Solo ayudé a la hija de mi mejor amigo a cerrar contratos.

Y después dándole magia con los dedos, lo normal.

—Supe del negocio que hizo tu padre en Alemania— respondió Lyons a Rubí —Me alegra que Volter Motors se expanda en más países. Ojalá hagamos más acuerdos juntos en un futuro.

Algo raro surgió en mi pecho y al parecer era consecuencia de la reacción de Rubí. Veía que se sintió un poco incómoda por el comentario pero luego el mesero llegó para tomar nuestros pedidos y cuando se los dimos, se retiro diciendo que en un momento los traería.

—Y dime, Rubí, ¿eres la jefa ahora que no esta tu padre?

Ella dejó la copa de vino que estaba tomando en el respectivo lugar y lo observó.

—Pronto seré la jefa, es cuestión de tiempo para que mi padre decida ponerme al mando.

—¿Y el señor Benedetti? Se que es empresario de varias sedes de automóviles de Italia, ¿porqué trabaja contigo siendo que él tiene SU propia empresa?— respondió remarcando lo de mi empresa y fruncí el ceño. ¿Quién es este tipo para decirme donde estar o no?

—Benedetti es un viejo amigo de la familia, señor. Y es verdad lo que dice, tiene sus propia empresa, pero no le veo caso mencionar algo fuera de lugar con lo que estamos aquí hoy.

—Es que me causa curiosidad saber como alguien como él, puede estar con una jovencita tan bella como usted.

Como si el universo viera la tensión, el mesero trajo los pedidos y empezamos a degustar los alimentos en vez de ponerle atención a los comentarios del inversionista petrolero. No me agradaba la forma en la que trataba de hacerme menos por ser amigo de Jackson ni que hiciera comentarios de la belleza de Rubí. Claro, es bella, no lo niego, pero tampoco me agrada que se tomen varios atrevimientos con las mujeres como hacerlas sentir incómodas en pláticas. 

De un momento a otro, Rubí dijo que iría al sanitario y nos quedamos el pelinegro y yo en la mesa. Este carraspeó y me observó.

—Benedetti— habló —Sigo sin entender porqué un hombre como usted trabaja con una chica tan hermosa como la señorita Volter.

—¿Tiene algún problema con ello?— espeté mirándolo neutralmente.

—Me imagino la suerte que tiene usted— respondió —Estar con una mujer como Rubí Volter debería ser la locura de todos. Es portadora de una belleza única y puede enloquecer a cualquiera con su figura.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora