CAPITULO 13

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LEONARDO

Vaya estupidez de Salma al decirle a Rubí que ella era mi esposa. Si quería presentarse bien diría que es una amiga, pero no, se que trae algo entre manos y lo voy a descubrir.

Resulta que su trabajo como diseñadora ha dado muchos frutos y durante las siguientes dos semanas estará en Estados Unidos para trabajar todo lo relacionado con la pasarela, según ella, encontró donde frecuentaba los sitios, y con el paso de los años, he cambiado de personal y le preguntó a mi secretaria donde me hospedaba en Estados Unidos.

Nota mental: preparar a los empleados para saber a quién les brindo información.

—Leo— habló la rubia devolviéndome a la realidad. Desde el momento en que piso mi espacio, no he querido entablar palabra con ella, pero ese día del centro comercial yo iba a ver algunas cosas y ella aprovechó para comprar su guardarropa. 

—¿Qué quieres?

—No seas tan grosero, mi león— respondió tratando de acercarse pero me alejé un poco más y bufó —Te decía que regresaré tarde, así que no me extrañes mucho.

Rodé los ojos y me fui a encerrar en mi despacho para revisar las ganancias del último mes en mi empresa. Me agradó ver tantos ceros en la tabla de ganancias, todo estaba bien y las juntas que tenía programadas para ese día, eran pocas, pero solo para verificar que todo marchara en orden y no hubiera problemas.

Me la pasé encerrado la mayor parte de la mañana hasta que me dio un poco de hambre, así que cociné unos fideos de sopas instantáneas que uso para este tipo de casos en los que no quiero mucho de comer, pero lo suficiente como para no tener el estómago vacío.

El televisor estaba encendido en un canal de noticias y le subí un poco el volumen para ver que pasaba afuera. Se veía un grupo de personas hablando y en la parte superior derecha decía el nombre de la sección: Recién salido de Internet. Preferí concentrarme en mi comida que él escándalo amarillista de la prensa, no decían más que colaboraciones musicales, próximos eventos en la ciudad, entrevistas a famosos, así que al terminar mi sopa, lavé lo que utilicé, pero la voz de la chica hizo que toda mi atención fuera a dar a la pantalla.

—¡Chicos! No me lo van a creer, pero acaban de confirmarnos que Rubí Volter, hija del empresario multimillonario, Jackson Volter, esta paseando en el centro comercial con Paul Stevenson, uno de los arquitectos más reconocidos del país.

Fruncí mi ceño y me senté en el sofá para escuchar mejor. Los demás del programa estaban sorprendidos y emocionados.

—Júrame que no es una broma— espetó otra chica.

—Véanlo con sus propios ojos.

A los pocos segundos, se observaron unas fotografías de Rubí con el idiota mencionado, estaban agarrados de las manos y en otra, se observaban sonriendo muy felices. Pero ese idiota estaba a mi parecer muy cerca de ella, demasiado diría yo.

—Uno de nuestros reporteros fue al centro comercial, y nos acaba de mandar esta fotografía de ellos juntos y se ven muy acaramelados. ¿Acaso creen que se hayan dado una nueva oportunidad en su historia de romance?

¿¡Pero que carajos?! ¿Cuándo Rubí decidió estar con un imbécil como ese?

Un chico tomó un sorbo de agua y empezó a hablar.

—Les refrescaremos la memoria querido público. Hace un tiempo atrás se les vio juntos en Colombia, y aunque muchos pensamos que sería solamente laboral, se les veía muy apasionados a cada lugar al que iban. Después de un tiempo, ambos fueron vistos en público así como lo ven hoy, nunca lo confirmaron, pero se veía que ese arroz estaba más que cocido.

El mejor amigo de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora