Capítulo 16

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Maratón 3/3

Miércoles, 08:20 a.m.

Pov Madelaine
La abogada nos citó a las ocho y media, aún faltaban diez minutos, pero quisimos salir antes de casa para encontrar aparcamiento.

Madelaine.- ¿crees qué todo irá bien?

T/N.- estamos juntos en esto, todo irá bien.

Coge sus manos entre las mías. Aún no nos habíamos bajado del coche.

Madelaine.- gracias de nuevo.

T/N.- no me agradezcas nada, pelirroja.

Se acerca a mí para darme un pequeño beso en mis labios que me saca una sonrisa. Es hora de bajar y entrar a la abogacía. En la recepción dijimos que teníamos cita con Lindsay.

Recepcionista.- su despacho está en la última planta, al final del pasillo.

Los dos.- vale, gracias.

Vamos al ascensor y nos montamos. Dirijo mi mano a su cabello para acariciárselo.

Madelaine.- necesitas otro corte.

T/N.- también debería afeitarme.

Madelaine.- sí, porque me pinchas cada vez que me besas— ríe y niego divertida—.

T/N.- cuando llegue a la casa.

Madelaine.- eso me gusta más.

T/N.- mañana entramos a trabajar a la misma hora, así que nos vamos juntos.

Madelaine.- obviamente, brasileño.

T/N.- oye.

Madelaine.- dime.

T/N.- ¿dejo mi color original o me lo vuelvo a teñir? Aunque, estoy trabajando, cierto.

Madelaine.- así estás más guapo, rapado por los laterales, con un degradado que te hace ver sumamente atractivo y muy candente.

T/N.- bueno, pero tú eres más guapa que yo.

Madelaine.- no digas estupideces, brasileño.

T/N.- es cierto. Se me cae la baba al verte y mi corazón comienza a latir muy rápido. Con solo decirte que te haría hijos hasta que salieran impares, debería quedarte ya claro.

No puedo evitar reír. Sabe muy bien cómo sacarme una risa fácil y me encanta. Las puertas del ascensor se abren y salimos de este. Nos paramos frente a lo que suponemos que es el despacho de Lindsay y T/N toca la puerta.

T/N.- estou tão nervoso com este tópico, estou muito animado (estoy tan nervioso por este tema, que estoy muy excitado).

Madelaine.- ¿qué?

T/N.- qué tengo una erección.

Madelaine.- ¿en serio?

T/N.- sí, son los nervios.

Miro hacia abajo y resoplo.

Madelaine.- por suerte, no se nota.

T/N.- porque el pantalón es negro y un poco holgado, llega a ser ajustado y me voy.

La puerta se abre dejándose ver a una mujer de unos cuarenta años, vestida con vestido blanco ajustado con apertura en su pierna. Su pelo rubio platino cae hacia un lado, su labial es rojo y está maquillada sutilmente, sus accesorios son de oro, en su muñeca izquierda tiene un Rolex dorado y sus tacones son de punta fina blanco.

Mi dulce pelirroja || Madelaine Petsch y T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora