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Cuando Lara salió, el asistente y los soldados enviados por el marqués de Bailey ya la estaban esperando.

'Padre es muy rápido cuando se trata de cosas como esta.'

Lara le dijo al asistente del marqués, quien se acercó a ella e inclinó la cabeza, con rostro firme.

—No voy a volver a la casa de mi padre.

—Mi lady, tiene que seguirnos.

—Te lo dije, no quiero.

—Tiene que.

—¿Te ordenó traerme de regreso incluso por la fuerza si te desafío? Por supuesto que padre haría eso. ¿No te pidió que te cubrieras la cara para que no te vieran?

El asistente y los soldados la miraron con vergüenza.

Pero no retrocedieron.

Se les ordenó traer de vuelta a Lara incluso si tenían que secuestrarla, por lo que tenían la intención de usar la fuerza sobre ella si decía que no una vez más.

—El marqués le ordenó que regresara en silencio y mantuviera un perfil bajo...

—Solo regresa si no quieres verme gritar, insultar a mi padre y hace un alboroto aquí.

El asistente vaciló y no tuvo más remedio que hacer un gesto a los soldados.

Entonces, los soldados enviados por el marqués agarraron a Lara del brazo y la arrastraron con fuerza.

—Suéltame ...

No importa cuánto se esforzó o se negó, no servía de nada. Pasaba lo mismo cuando luchaba o aguantaba su peso. Lara fue arrastrada como una marioneta. Se mordió los labios con tanta fuerza que sangraron.

'¿Realmente necesito gritar aquí?'

'Incluso si grito aquí, ¿hay alguien que me pueda ayudar?'

Sus brazos capturados estaban adoloridos como si fueran a soltarlos.

Mientras ponía fuerza en todo su cuerpo, sintió como si su sangre se le subiera de cabeza.

El marqués no se rindió con ella.

Cuando ella se fue de casa con su madre, él no pudo detenerlos porque estaba muerto de miedo con los repentinos documentos de divorcio.

Muchos soldados estaban de guardia en la estación de vigilancia, pero ninguno trató de ayudar a Lara. Dado que la gente de su padre se la llevó a rastras, podrían pensar que era mejor no interferir en los asuntos familiares de otras personas.

Lara estaba decidida a morderse la lengua. Pensó que no podrían forzarla si la sangre se derramaba por su boca. Después de eso, puso fuerza en su boca y se mordió la lengua.

—¡Urgh...!

Lara deliberadamente dejó que la sangre fluyera afuera sin tragarla.

Podía sentir que el asistente y los soldados estaban nerviosos.

La sangre roja fluía de su boca y bajaba hasta su barbilla, ahora era el momento de gritar en voz alta.

—Oh.

Pero entonces, aparecieron dos damas y les bloquearon el camino.

—Detente ahí.

Eran la joven dama Dvonn y la joven dama Swavy quienes acababan de terminar la investigación como testigos y de camino a casa. Aparecieron apestando a alcohol fuerte. La forma en que iban vestidas con ropa despeinada, mucho maquillaje, mal parados con los brazos cruzados y bostezando distaba mucho de ser modestas mujeres nobles.

LaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora