49; 𝐒𝐦𝐨𝐤𝐢𝐧𝐠

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Merlina y el tío Lucas se encontraban en la habitación de la primera. La pelinegra estaba observando el diario que sacaron hace poco rato, mientras que el mayor observaba por la gran ventana con una sonrisa en su rostro.

―Qué impresionante vivienda.― Comunicó Lucas, volteándose y caminando hacia su sobrina.― ¿Cómo conseguiste un cuarto privado?

―Mi excompañera no podía con mi personalidad tóxica, y se fue con Emma.― El mayor asintió, volviendo inmediatamente la atención al pequeño libro cuando escuchó a Merlina.― Aquí está. Faulkner los describe como artistas, pero de temperamento vengativo. Nacido de una mutación, está inactivo hasta que lo desata un trauma o se libera por inducción química o hipnosis. Este hace que el Hyde intime con su liberador, quien la criatura ahora ve como amo. Se vuelve instrumento voluntario de las intenciones de su nuevo amo.

―Cualquiera que quiera liberar a un Hyde es un psicópata.

―Entonces, busco a dos asesinos, no a uno. El monstruo y su amo.

En ese momento, se escucharon dos breves toquidos en la puerta de la habitación. Merlina rápidamente cerró el libro, lo metió dentro de un cajón del escritorio y se levantó, dirigiéndose a la entrada mientras acomodaba su suéter. Sin embargo, metros antes de que llegara a ésta, se detuvo al ver a la señora Thornhill frente a ella.

―No quise asustarte.― Dijo la pelirroja, sonriendo brevemente. La pelinegra se volteó sobre sus talones, confundida al no ver a su tío Lucas detrás. Volvió a mirar a la pelirroja.

―Solo escribía mi novela.

―Enid pidió vivir con Emma el resto del año escolar.

―¿Lo hizo?

―Cuando hay una pelea, quiero la perspectiva de ambas chicas sobre qué pasó. Ustedes parecían uña y mugre.

―Al final, las uñas se liberan de la mugre. Yo misma lo he visto.

―Evádelo si quieres, pero las dos sabemos que Enid te importa. Y debes admitir que logró sacar una chispa de calidez en ti.― Merlina levantó las cejas.― Tranquila. Una chispa pequeñita.― La pelinegra se cruzó de brazos.― Apenas perceptible para el ojo común, pero me di cuenta. Vivir aquí implica hacerte amiga de gente con la que no te asociarías. Y esas amistades a menudo se vuelven lazos de por vida.

―Mejor compro una cuerda.

―¿Es tan difícil admitir que hiciste una amiga y que ahora que se fue, la extrañas?

―Sobreviviré sola. Siempre pude.

―Si eso quieres, le enviaré los formularios a Weems.

La pelirroja negó con la cabeza y se encaminó a la puerta, pero antes de que pudiera salir, Merlina la interrumpió con una voz más suave.

―¿Podría hablarle a Emma?― Pidió, mirando a la profesora directamente a los ojos.

―¿Perdón?

La pelinegra ladeó la cabeza y tragó saliva lentamente.

―¿Puede hablarle a Emma Holland? Necesito hablar con ella.

La mayor asintió y por fin salió de la habitación. La chica caminó y volteó a todos lados, al mismo tiempo que le hablaba a su tío. El sonido de un peluche rodando por el suelo hizo que Merlina volteara, lo mirara y se dirigiera a la cama anteriormente de la rubia. 

―¿Tío Lucas?― Preguntó, al mismo tiempo que quitaba un peluche color rosado del montón que había en la cama, dejando a la vista el rostro del mayor.

―¡Hola! Estar solo tiene sus ventajas. Sigues tus propias reglas, haces lo que quieres. Mírame a mí.

―Emma no vendrá.― Interrumpió Merlina, tirando el peluche al suelo y dirigiéndose a su armario.― Iremos a otro lado.

[...]

Xavier marcó un número teléfonico, al mismo tiempo que caminaba hacia su pequeño taller. Se detuvo metros de la entrada cuando le atendieron la llamada. Se notaba entre apurado, nervioso y desesperado.

―Hola. Debemos hablar.― Mencionó.― No, ahora.― Se volteó.― Sí, sé dónde es. Bien, nos vemos allí en unos 20 minutos. Bien. Adiós.

Se volteó para entrar a la cabañita mientras colgaba la llamada, pero se detuvo en seco al tener a cierta pelinegra frente a él. Un suspiro cansado salió de su boca, al mismo tiempo que cerraba los ojos por unos segundos.

―¿Con quién hablas?― Preguntó seriamente la chica.

―No es asunto tuyo.

―Sé lo que eres, Xavier.― Una notable sonrisita de orgullo se asomó por sus labios.

―¿Puedes mantenerte lejos de mí?

El chico pasó bruscamente por un lado suyo, entrando por fin a su taller y cerrando la puerta detrás de él. Pasaron unos minutos, cuando Lucas y Merlina, escondidos detrás de un árbol, miraron al chico salir con una bicicleta y caminar a la parte trasera de la cabaña. La pelinegra levantó ambas cejas y no pudo apartar la mirada de cierta castaña que se asomó de la nada, recargada en una motocicleta y... fumando.

―No me dijiste que Emma fumaba.― Susurró Lucas hacia su sobrina, quien había abierto la boca ligeramente. La frunció luego de darse cuenta.

―Cállate. No tenía idea.

Luego se dejó ver Xavier, tomando su bicicleta y girando hacia atrás para mirar a Emma. La chica soltó el aire de su cigarrillo para luego aventarlo bruscamente a una muy larga distancia. El chico le advirtió y trató con todas sus fuerzas evitar que su mejor amiga se metiera en ese mundo. Emma es demasiado necia, así que tendrá que sufrir sus próximas consecuencias. La chica se montó en la moto y miró a Xavier.

El chico asintió, preguntándole literalmente solo con ese movimiento si estaba lista. Emma asintió en respuesta, tomando su casco que estaba colgado en el maniubro de su motocicleta para ponérselo. Odiaba abrocharlo, ya que le quedaba algo pequeño y le ahorcaba en el cuello. Xavier se subió en la bicicleta, y, sin más, comenzó a pedalear. La castaña copió su acción, moviendo su mano en el maniubro, haciendo que hiciera demasiado ruido, para luego arrancar.

No pregunten cómo es que metió una motocicleta a la academia y nadie se dio cuenta. O es que nunca la metió y por esa razón nadie lo notó. La verdad, es que nadie sabe qué cosas aparte de dibujos hay dentro de la cabaña donde es el taller de Xavier Thorpe. Merlina la miró hasta que la perdió de vista.

―¿Pusiste el rastreador?― Preguntó al tío Lucas, el cual asintió y le pasó un aparato a la pelinegra.

―No te preocupes. El tío Lucas se encargó.

Ambos observaron el aparato que tenía Merlina en manos, el cual estaba marcando con velocidad el trayecto que el chico estaba tomando. Suerte. No sabían que Emma estaría ahí, si no, también tendría un rastreador por si acaso.

―Bien. Pongámonos en marcha.

[...]

Merlina miró seriamente a su tío cuando al destapar su vehículo, era de una patrulla canina color blanco y con manchas negras, como si fuera un dalmata. 

―¿Qué?― Preguntó indignado el mayor.― La robé al salir de la ciudad. Me conoces, me gusta viajar de incógnito.

Lucas se acercó para scar dos cascos del mismo estilo de la motocicleta y sonreir al tenerlos en sus manos. Se giró hacia su pequeña sobrina, observando el vehículo con notable asquerosidad. El mayor le aventó el casco más pequeño, haciendo reaccionar a la chica para que lo atrapara. Su tío gritó un "¡Vamos!", indicando que pusieran su plan en marcha. Merlina solo le dio una mirada bastante seria de lado, pero colocándoselo sin otra alternativa.

𝙊𝙪𝙧 𝙉𝙞𝙜𝙝𝙩; Wednesday AddamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora