Nikté se quedó en la cama pensando en lo que había pasado, por un lado, se recriminaba haber sido débil ante Aarón, pero... había sido mucho mejor que la primera vez, de pronto se sentó y se dio cuenta de que aún estaba desnuda, así que se levantó y casi corrió al baño, no quería que alguien entrara y la encontrara así, batallando contra las náuseas, se duchó y después de arreglarse fue a la cocina, unos días atrás, Celia le había enseñado a preparar el té para antes de desayunar y ese era su objetivo.
Ahí se encontró con Irina que apuntaba algo en un block mientras tomaba café, el aroma la hizo detenerse y llevarse la mano al estómago.
—¿Te está dando problemas mi sobrino? —le preguntó Irina con una sonrisa.
—No le gusta el café —masculló mientras buscaba la tetera.
—Ay, ¿necesitas ayuda?
—¿Tienes un remedio mágico para las náuseas?
—No, lo siento.
—No importa. Pensé que te irías con tu hermano.
—No, aún me quedan algunas semanas de vacaciones y quiero hacer un reportaje acerca de la tribu rarámuri. Celia me va a llevar a donde vive su familia.
—Me gustaría ir contigo, pero no quiero dejar solo a tu tío.
—Te entiendo. Yo me voy el viernes, trataré de volver lo antes posible.
Era por la tarde cuando Aarón llegó a la oficina en ciudad de México, estaba cansado por no haber dormido, pero no le importaba, el motivo de su desvelo lo valía, le había pedido a su padre que preparara la reunión para cuando él llegara, quería terminar pronto para volver a Barrancas del cobre lo antes posible, Esteban ya lo estaba esperando y lo saludó antes de decirle que ya estaba todo listo, que solo lo estaban esperando.
—Papá, me alegra verte.
—A mí también, Aarón, ¿todo está bien en la villa?
—Todo lo bien que puede estar.
—Tal vez vaya por allá el fin de semana.
—Mi tío estará feliz de verte, ¿me das un momento? Tengo que hacer una llamada.
—Claro, le diré a Rosa que se prepare para tomar notas.
Cuando su papá fue a llamar a la secretaria, Aarón marcó el número del celular de Nikté, quería escuchar su voz y saber cómo estaba. Cerró los ojos al recordar la noche pasada y tuvo que hacer un esfuerzo para reprimir la excitación que lo asaltó cuando escuchó su voz.
—¿Hola?
—Hola, corazón, ¿cómo estás?
—Aarón... eres tú. —Nikté se sorprendió al escuchar su voz, no imaginó que él la llamaría.
—¿Te sorprende que te llame?
—Sí, ¿cómo conseguiste mi número?
—Miguel Ángel me lo dio.
—¿Qué quieres?
—Que dejes de ser tan arisca, pero es parte de tu encanto, así que tendré que conformarme. ¿Estás bien?
—¿Por qué no habría de estarlo?
—Bueno, anoche te sentías mal y yo... creo que fui un poco impetuoso y... ¿no te lastimé?
—Estoy bien, no te preocupes.
—Está bien, cuídate mucho, ¿sí?
—Tú también.
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Nikté entre el amor y el odio
RomanceCuando el corazón traiciona y estás entre el amor y el odio Ellos llevaban la culpa de un amor prohibido, Aarón y Nikté habían caido al infierno y se habian quemado en las llamas de la pasion y el deseo. Historia original. Prohibida la copia total o...