Capítulo 38

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Luciana conducía sin ninguna precaución, había tomado el auto de su madre sin importarle que le habían retirado su licencia, lo único que quería en ese momento era llegar a casa de Mara para le diera un explicación de lo que estaba pasando. Seguía maldiciendo y daba golpes en el volante del auto.

—¡Malditos! ¡¿Cómo pudo pasar esto?! —gritó pensando que nunca había tenido la más mínima sospecha de que entre Aarón y Nikté pasara algo—. ¡Se supone que él la odiaba, maldita sea!

¿O no? En ese momento recordó que Alejandro le había dicho el día después de la fiesta del compromiso que Aarón estaba con otra mujer y tuvo la seguridad de que esa mujer era Nikté, pero ¿por qué no se había dado cuenta?

—¡¿Cómo pudieron ocultarlo?! ¡¿Cómo, maldita sea?!

Tomó su teléfono y le marcó a su hermano, él le respondió al segundo intento, se escuchaba como si se acabara de despertar.

—Luciana. ¿Qué quieres?

—¡Levántate, eres un perezoso!

—Si me llamaste solo para gritarme, mejor te cuelgo.

—¿Ya viste el periódico de esta mañana?

—No, ¿hay alguna noticia importante?

—Busca en la sección de sociales —Luciana le dio a su hermano el nombre del conocido periódico para que buscara la información.

—Vaya, mi ex cuñado es muy listo —murmuró Alejandro unos segundos después al ver la noticia—, se queda con la mujer y con el hijo, así la herencia no sale de la familia.

—¡Cállate, idiota!

—Es la verdad, hermanita, de una manera u otra él se queda con la herencia. ¿No es lo que Mara quería? Creo que a partir de este momento tú dejarás de ser la favorita.

—Esto no se va a quedar así, tienes que ayudarme.

—¿Cómo quieres que te ayude? Hace días que estoy escondido, mis acreedores me persiguen, Mara me dijo que me iba a dar un dinero, pero ni siquiera he podido ir a verla.

—No seas cobarde y sal de la madriguera donde estés, te veo en la casa de Mara.

¿Para qué?

—Necesito una explicación de lo que está pasando y de paso le pides el dinero.

—¿Crees que esté enterada?

—No lo sé y no me importa tampoco, pero el mal rato que yo estoy pasando, lo va a pasar ella también.


Mara recién se había levantado cuando llegaron las visitas, hacía días que no dormía bien por estar pensado en los problemas que tenía, el divorcio estaba a horas de concretarse y tendría que salir de la casa donde había vivido por más de treinta años e irse a un condominio que Esteban le había cedido como parte del acuerdo que tenían.

Les había pedido a dos de las empleadas que se fueran a trabajar con ella, pero no habían querido, aunque las había amenazado con despedirlas, un error ya que Esteban la escuchó y tuvieron una fuerte discusión por eso, estaba por salir de su habitación cuando le avisaron que Luciana y su hermano la esperaban en el salón.

Se preguntó qué hacían ambos ahí y sospechó que algo pasaba porque nunca andaban juntos, pero recordó lo que le había dicho Luciana de los problemas de su empresa y pensó que tal vez también ella trataría de chantajearla. Solo eso le faltaba.

Un momento antes, Irina estaba por salir de su casa, Renata le había llamado para que se reuniera con ellas y pasar el día juntas, sin pensarlo aceptó y se preparó para estar todo el día fuera. Pero estaba por salir cuando escuchó voces en el salón y la curiosidad la hizo acercarse a escuchar.

Nikté entre el amor y el odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora