Mara estaba en la habitación de Aarón, con tanto que tenía en la cabeza, había olvidado el susodicho sobre que le había mencionado Luciana, pero no sabía por dónde empezar a buscar, aunque si contenía algo importante, dudaba que su hijo lo hubiera dejado donde cualquiera pudiera encontrarlo. Empezó por las mesillas de noche sin ningún éxito, después buscó en los cajones de la ropa, pero tampoco encontró nada, cuando ya estaba por rendirse recordó que ahí había una caja fuerte y fue hacia el cuadro que la cubría, estaba por quitarlo cuando Esteban se asomó y la pilló con las manos en la masa.
—Mara, ¿qué haces?
—Esteban, yo...
—¿Qué buscas aquí?
—Nada, solo...
—¿Nada? Estabas por abrir la caja fuerte de tu hijo. ¿Qué buscas?
—Yo... —Mara maldijo internamente ya que no sabía qué pretexto poner—, estaba buscando una pista de a donde pudo haber ido Aarón.
—¿En la caja fuerte?
Sin decir más, Mara salió mascullando que ella solo quería saber dónde estaban sus hijos, pero Esteban no le creyó y después de cerrar la puerta fue a la caja fuerte para ver que no faltara nada, estaba cerrada, pero la abrió y sacó el sobre que Aarón había guardado ahí, estaba seguro de que eso era lo que Mara buscaba.
Decidió llevárselo a la oficina al día siguiente, no era conveniente que esa información cayera en manos de su mujer o peor, de Luciana.
Nikté estaba muy inquieta desde que Aarón e Irina habían llegado a la villa y él no daba muestras de querer irse, al contrario, estaba muy tranquilo, en ocasiones se comunicaba con Esteban y pasaba horas al teléfono, parecía que no podía escapar por completo del trabajo, había tratado de ignorarlo, pero con él cerca era algo imposible, pasaba casi todo el tiempo que Miguel Ángel se sentía bien con él, charlando de muchas cosas del pasado.
A ella le sorprendía ver esa faceta, siempre lo había visto como un hombre duro, frío, pero se estaba dando cuenta de que no era así. Hizo un gesto al pensar en eso, se había prometido no hacerlo, pero era difícil. Suspiró al ver que ya era tarde y como no podía avanzar en su trabajo, dejó todo y fue a acostarse, esperaba poder dormir porque tenía un poco de náuseas, así la encontró Aarón cuando entró buscándola.
—¿Puedo pasar? —preguntó asomando la cabeza después de tocar la puerta.
—Ya estás dentro, ¿qué quieres? —masculló de mal humor.
—¿Te sientes mal?
—¿Acaso te importa?
—Nikté, por favor, ya hablamos sobre eso.
—Estoy un poco mareada —respondió con un suspiro—, y por la tarde me dolía la cabeza, eso es todo.
—¿Eso es todo? ¿No crees que deberías ir al doctor?
—Aarón...
—Por favor, me preocupas y el bebé también.
—No estoy enferma, solo son las náuseas por el embarazo
—¿Estás segura?
—Sí. ¿Para qué me buscabas?
—Debo ir a Ciudad de México, pero voy a volver lo más pronto que pueda.
—Claro.
—Sé que no tengo derecho a pedírtelo, pero ¿podrías confiar en mí, aunque sea un poco?
—Yo... lo siento.
—No te disculpes, te entiendo, pero tengo que ir, relegué muchas cosas a mi padre y el problema que tenemos ahora requiere de mi presencia.
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Nikté entre el amor y el odio
RomanceCuando el corazón traiciona y estás entre el amor y el odio Ellos llevaban la culpa de un amor prohibido, Aarón y Nikté habían caido al infierno y se habian quemado en las llamas de la pasion y el deseo. Historia original. Prohibida la copia total o...