Capítulo 16

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Poco después Aarón y su padre estaban en una conferencia, Nikté e Irina se mantenían en silencio, una pensando en todos los problemas que se le venían encima por la susodicha herencia y la otra alegrándose de no estar ella en ese lugar.

—¿Cuál es el problema? —preguntó Esteban, extrañado por la apresurada conferencia.

—Tu hijo no sabía acerca de la herencia para el primer bisnieto Navarro.

—Ah, ¿no?

—No, papá. ¿Por qué soy el último en enterarme de esto?

—Con todo lo que ha pasado, olvidé decírtelo, lo siento.

—¿Mamá lo sabe? —preguntó Aarón y su padre hizo un gesto afirmativo antes de responder.

—Me temo que sí, y Luciana también, sospecho que por eso era el afán de que se casaran lo más pronto posible.

—Ahora entiendo muchas cosas.

—Lo siento, Aarón —se disculpó Nikté tocando su mano—, en verdad pensé que tú sabías acerca de esa herencia.

—No te preocupes, lo entiendo.

—Mira hijo, debemos hablar de esto con calma, pero tengo una reunión en unos minutos, ¿puedes llamar por la noche?

—Está bien.


Aarón terminó la llamada, y se quedó pensando en su madre, en Luciana, en su insistencia para continuar con el compromiso y posterior boda, de Luciana lo entendía, era mucho dinero el que había en juego, pero su madre, ¿por qué? ¿En qué se beneficiaba ella?

—¿En qué piensas? —preguntó Nikté al ver que se había quedado en silencio.

—En mi mamá, no entiendo su actuar. Es verdad que está muy unida a Luciana, pero ella no se beneficia directamente de la herencia, en caso de que hubiera seguido con el compromiso y la boda.

—Tu padre y yo estuvimos hablando sobre eso, Aarón —le dijo Ángel a su sobrino—. Es verdad que Mara no se beneficia directamente, pero puede presumir de eso con sus amistades, tener un nieto que heredará tanto dinero le dará cierto estatus.

—Qué horror —Nikté se estremeció al escuchar eso—. No sé si quiero una abuela así para mi hijo.

—No voy a permitir que se acerque a nuestro hijo —le dijo Aarón tomado su mano—, te lo prometo.

—Gracias, sabes que esa señora me odia, no sé qué sería capaz de hacerle a mi bebé.

—Ella tiene razón, hermanito —intervino Irina—, mamá es capaz de cualquier cosa.

—Antes tendrá que pasar sobre mi cadáver.

—Debemos... deben hacer algo al respecto —murmuró Miguel Ángel—. Mara no es de fiar, pero Luciana no se queda atrás, también es una bruja, es capaz de hacer una jugarreta.

—¿Y qué sugieres? —Nikté lo miró con la ceja arqueada.

—Tienen que casarse, lo antes posible.

—Yo... Miguel Ángel...

—Espera, cupido —lo atajó Aarón—, esto empezó porque le pedí a Nikté que se casara conmigo y me dijo que solo lo hacía por la herencia.

—Huy, entonces no salió muy bien que digamos.

—No, nada bien, Nikté cree que lo único que me mueve es el interés.

—¡Ya dije que lo siento! —lo interrumpió ella sulfurada.

Aarón sonrió y le apretó la mano, se alegraba de que las cosas se hubieran aclarado, pero no iba a quitar el dedo del renglón, ahora más que nunca necesitaba saber que ella y su hijo estaban protegidos porque sabía que su madre no se iba a quedar tranquila. Era capaz de cualquier cosa.

Nikté entre el amor y el odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora